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Trump y la diversidad

Trump revertirá la política de reconocimiento de identidades trans y no binarias. Los pasaportes estadounidenses ya no tendrán la opción X para señalar el género, pero esto es sólo el comienzo.

Genaro  Lozano

Genaro Lozano

“Desde hoy el Gobierno de EU sólo reconocerá de manera oficial dos géneros: Hombre y mujer”, así lo dijo Donald Trump durante su discurso inaugural como presidente de EU. Desde hace 20 años no se escuchaba un discurso que negara el reconocimiento de derechos a las personas de la diversidad sexual. El último fue George W. Bush quien en 2004 proponía una enmienda constitucional para decretar que el matrimonio era sólo una institución heterosexual, entre un hombre y una mujer. Con Trump regresó al poder una visión profundamente conservadora de la sociedad y esto tendrá implicaciones globales.

El conservadurismo de Trump es bastante reciente. De hecho, a lo largo de su vida como empresario neoyorquino, Trump era más bien un hombre liberal. Apoyaba a las personas que viven con VIH, era considerado bastante proLGBT, aunque sus empresas discriminaban a las personas afroamericanas. Es muy conocido que Trump fue demandado por personas afroamericanas por negarse a rentarles departamentos. Sin embargo, en su vida política, a partir del 2015, Trump ha hecho mancuerna con los sectores más conservadores de EU. Los mismos sectores que han apoyado al Partido Republicano desde la década de los años 60.

El Partido Republicano ha sido tradicionalmente el partido conservador de EU, el partido pro familia tradicional, anti matrimonio igualitario, provida, anti derecho a decidir. Su trayectoria en esa materia es similar al del Partido Acción Nacional (PAN) en México. Legislativa y discursivamente los republicanos, como los panistas, han sido un obstáculo para el reconocimiento de derechos de las personas LGBT. Durante la explosiva década de los años 60, con la irrupción de los movimientos identitarios, el Partido Republicano se alió con las iglesias evangélicas y éstas movilizaron todos los recursos posibles para apoyar a Richard Nixon a la Presidencia, luego a Ronald Reagan, en los 80, y a George W. Bush en los 2000. Hoy estos grupos son los que están detrás de Trump y a ellos debe su conservadurismo.

Trump revertirá la política de reconocimiento de identidades trans y no binarias. Los pasaportes estadounidenses ya no tendrán la opción X para señalar el género, pero esto es sólo el comienzo. El grupo que rodea a Trump quiere revertir derechos alcanzados. Lo lograron hace un par de años con el fin de Roe vs. Wade en la Suprema Corte. Los jueces y juezas nominados por Bush jr. y por Trump dieron marcha atrás al reconocimiento nacional del derecho a decidir y hoy hay temor entre las poblaciones LGBT de que busquen hacer lo mismo con el reconocimiento nacional al matrimonio igualitario.

La primera línea de batalla son las identidades trans. Contra las poblaciones trans empezó ayer una guerra declarada. Seguramente el anuncio de Trump de dejar de reconocer oficialmente las identidades trans traerá toda una serie de amparos y de demandas al Gobierno estadounidense que deberían ser ganadas en las cortes si no fuera porque la justicia también es ideológica y quienes están detrás de Trump lograron que éste nominara a muchas personas conservadores a varias cortes. Esta medida afectará a miles de personas trans que no podrán tener documentos de identidad o incluso a las personas trans que quieran servir en el ejército.

Quizás lo más preocupante de todo esto es el mensaje que se lanza a las poblaciones de infancias y adolescencias LGBT. La narrativa de Trump niega su existencia y rechaza la educación en la no discriminación. Trump es un regreso a los años 80 cuando estos temas apenas empezaban. El Partido Republicano ha apoyado leyes anti LGBT en una veintena de estados. Florida es quizás hoy el epicentro de ese conservadurismo al que Trump ha caído rendido.

Serán años de luchas intensas para las personas trans, para los hijos y las hijas de familias LGBT, para las personas migrantes y para las mujeres. El polémico saludo estilo nazi de Elon Musk en una fiesta de Trump de ayer es un aviso de los retrocesos en temas de diversidad e inclusión en los próximos cuatro años. Serán años de mucha resiliencia combativa.