El silencio no es opción
En la tesis de Tocqueville libertad de asociación es fundamental para la democracia, con ella se logra atenuar los peligros del individualismo y disminuye el riesgo de un Gobierno déspota.
Alexis de Tocqueville en “La Democracia en America” puntualiza que el mayor riesgo en una democracia como la que observaba no es la anarquía, sino la tiranía, aunque esta provenga de la mayoría. En el capítulo XV menciona “la mutabilidad de las leyes es un peligro inherente en gobiernos democráticos, dada la tendencia natural de elevar personas a posiciones de poder en una rápida sucesión”.
Reconociendo que un individuo es débil ante el Estado y que la comunidad es más poderosa que una sola persona, aborda la importancia de crear asociaciones, observaba sobre el desarrollo de estas y participación de ciudadanos que dominaban “el arte de crear asociaciones”, diferenciando entre asociaciones políticas y civiles.
Para concluir: “En nuestro tiempo, la libertad de asociación se ha convertido en una garantía necesaria contra la tiranía de la mayoría”.
En la tesis de Tocqueville libertad de asociación es fundamental para la democracia, con ella se logra atenuar los peligros del individualismo y disminuye el riesgo de un Gobierno déspota. Ante intereses irreconciliables a los que parecería ser nos enfrentamos en México, donde diariamente se confrontan por parte de los grupos de poder visiones de país mutuamente excluyentes, donde sólo convergen en la aspiración de controlar el poder público en aras de extraer rentas, la participación representa nuestra única defensa ante los riesgos que enfrentamos. Tocqueville remata: “El derecho de asociación me parece casi tan inalienable por naturaleza como la libertad individual”.
Sostengo que la participación no debe de acotar la expresión individual y mucho menos una renuncia a principios. No hay justificación alguna para replicar bajo la lógica de mantener un sentido de pertenencia o lealtad de grupo comportamientos de quienes gobiernan. Tales como una defensa airada de lo indefendible con ese contorsionismo trágico-cómico al intentar justificar conflictos de interés, solapando y minimizando la corrupción de familiares, colaboradores y compañeros de partido. La complicidad ya sea esta por lealtad, mantener privilegios, confianza, ceguera, ambición, oligofrenia o ingenuidad bajo ninguna óptica es justificable y debe ser señalada.
Al asociarnos debemos de aspirar a no replicar el autoritarismo vertical que observamos en lo público donde una persona o pequeño grupo se apropian, relegando al resto a integrantes pasivos esperanzados en “un hueso” como coloquialmente se le denomina. Mediante un debate intenso, informado, respetuoso entre pares se puede superar limitaciones individuales, enriquecer propuestas, aprender, descubrir aquellas cosas que no alcanzamos a ver y sobre todo evitar replicar las más perversas prácticas de autoritarismos de antaño. La marcha de la locura en busca de reinstaurar la dictadura perfecta y el sistema corporativista de participación social avanza bajo la promesa de entregar patentes de corso, protección y privilegios de extracción de rentas.
La libertad de asociación junto con la posibilidad de libremente opinar, anclada en libertad prensa, manifestación, derecho a la información es incómoda para los autoritarios. Al igual que lo es el insistir en la importancia de instituciones independientes. A quienes hoy “legislan” al vapor emulando al conejo de Alicia en el País de la Maravillas habría que recordarles que como lo expresaba santo Tomás “Una ley injusta, no es ley”.
Sin negar que todos tenemos puntos ciegos donde no alcanzamos a ver lo que otros ven, si fincamos nuestra actuación en respeto a la dignidad de las personas, incluyendo en este respeto a nuestros propios principios, valores, experiencia y aspiraciones, nuestra participación en organizaciones de libre afiliación en un acto de autenticidad debe de ser congruente.
Bajo estas premisas he decidido dejar de participar y dame por el momento de baja como socio activo del Centro Empresarial del Norte de Sonora, Coparmex. No es una determinación que tomo a la ligera, simplemente hoy por hoy no comulgo ni logro entender una organización patronal que enarbola un incremento en impuestos, sobre todo con un gravamen que inhibe el crecimiento y creación de empleos.
Los fines de proveer mayores recursos a seguridad bajo la tutela de un difuso comité técnico de un fideicomiso en apariencia son nobles, en los detalles no lo son.
La disyuntiva de que si los dejamos solos a quienes gobiernan no van a poder resolver o atenuar la inseguridad prevaleciente contrastada con la falacia de que la causa de la causa de los males que nos aquejan en seguridad tiene su origen en que faltan 928 millones de pesos en el presupuesto y con este recurso adicional lograran resolverla es para mí evidente que estamos ante un caballo de Troya en el que se esconden los gérmenes de un fracaso anticipado.
Con cada nueva administración en Gobierno “descubrimos” que los que se fueron representaban todos los males y ante la sorpresa de nadie sale a la luz pública corrupción, improvisación, amiguismo, influyentismo, nepotismo, rentistas y otras tantas conductas lesivas a la sociedad.
Todo esto sucede gracias a la colaboración de agentes internos y externos que por diversas razones colaboran y más preocupante aun callan. La desenfrenada carrera rumbo al abismo se puede evitar, para ello hay que seguir señalando la evidente desnudez del “emperador”. Asociarse con grupos afines que estén dispuestos a anteponer principios y valores sobre intereses personales.
El silencio cómplice no es opción
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