Trump y Latinoamérica
Migración y seguridad son las agendas más problemáticas para Latinoamérica con Trump y éste usa el comercio como el garrote para imponer, en lugar de convencer.
Genaro Lozano
Desde Tijuana hasta Tierra de Fuego el regreso de Donald Trump a la Presidencia estadounidense generó un terremoto político cuyas secuelas apenas empezamos a ver. Trump viene con más poder que hace ocho años, con el control del Congreso, con el aval del voto popular y con la experiencia que no tenía en su primer mandato. Es más peligroso que nunca y la región del mundo que más resiente y resentirá su regreso es América Latina. Los líderes latinoamericanos responden a los nuevos retos de maneras contrastantes. El colombiano Gustavo Petro lo hace desde el estómago para recular después, mientras que la presidenta Claudia Sheinbaum lo hace desde el cerebro y con una firme prudencia.
Migración y seguridad son las agendas más problemáticas para Latinoamérica con Trump y éste usa el comercio como el garrote para imponer, en lugar de convencer. Trump arrancó su Gobierno deportando a miles de latinoamericanos a sus países de origen, subiéndolos a aviones encadenados y escribiendo mensajes que menosprecian la humanidad de esas personas deportadas. Ante estas acciones, Gustavo Petro se envalentonó, escribió un largo mensaje en X en el que aborda la historia del imperialismo estadounidense en la región y defiende la soberanía de su país de manera muy encendida. Petro rechazó el aterrizaje de unos aviones estadounidenses que transportaban migrantes colombianos y esto provocó una de las crisis diplomáticas más rápidas de la historia. Trump contestó a Petro con la amenaza de sanciones de 25% de aranceles de manera inmediata, la revocación de visas y otras sanciones más. Petro se vio obligado a recular y hasta prometió el envío de aviones colombianos para repatriar a sus connacionales.
El mensaje de Petro hizo eco en redes sociales y es comprensible. Después de todo sí hay una larga historia de recelo y enojo con EU y en muchos sentidos el colombiano tiene razón. Sin embargo, de poco sirvió el exabrupto. Trump se impuso y Petro estuvo a punto de crear un enorme problema para su país y para su Gobierno. Al final se impuso la cordura.
México representa la otra cara de la moneda. La presidenta Sheinbaum ha sabido llevar el difícil momento con templanza e inteligencia. A diferencia de Petro o de Trudeau, Sheinbaum ni corrió a Mar-a-Lago a sentarse a cenar con Trump, como torpemente hizo Trudeau ni se enreda en un pleito de cantina con Trump, como hizo Petro. La Presidenta de México ofreció respuestas desde el día 1 del Gobierno de Trump, expuso los alcances de sus decretos, dio cifras de deportaciones y expuso en más de 2 ocasiones el programa “México te abraza” para la repatriación de nuestros connacionales. Sheinbaum lidera el momento responsablemente y la Cancillería lleva tiempo preparando la red consular en EU, como ha explicado el canciller De la Fuente. Sheinbaum anotó un gol mientras que Petro se infringió una herida.
Cada uno de los países de América Latina tiene una relación distinta con EU y por ende debe valorar respuestas diferenciadas. Argentina y El Salvador buscan una relación más cercana con EU, por afinidad ideológica entre los proyectos de derecha neoliberal, y por ello Milei y Bukele buscan congraciarse con Trump, hasta ofreciendo la construcción de prisiones nuevas. La respuesta de México ha sido muy distinta. Ni la bravuconería tóxica de Petro ni el compadrazgo de Milei y mucho menos las ofertas de Bukele.
México es sin confusión alguna el país más importante para EU en la región y uno de los prioritarios en el mundo. México no sólo es el principal socio comercial de EU hoy, sino además el país con el que comparte una frontera de más de 3 mil kilómetros con comunidades interdependientes a ambos lados de esa frontera, con problemas compartidos y con soluciones comunes. Somos el país que más experiencia tiene en lidiar con el que sigue siendo el país más poderoso del mundo y en donde está globalmente más fuerte el interés nacional de México. Sólo ha pasado una semana del arranque de Trump 2.0 y la presidenta Sheinbaum mueve las fichas con responsabilidad y con miras al largo plazo.