Pagar aranceles
Trump sostiene que los aranceles los pagarían los extranjeros, pero esto es un engaño. El costo, como siempre, lo cubrirán los consumidores a través de mayores precios o de productos de inferior calidad.
Los aranceles pagarán nuestra deuda y harán rico a Estados Unidos otra vez”,
Donald Trump.
A pesar de que en su discurso del Foro Económico Mundial del 23 de enero el presidente Donald Trump dijo que “estamos negociando con México, creo que bien”, su secretaria de prensa, Karoline Leavitt, apuntó este 28 de enero que los aranceles de 25% a los productos de México y Canadá siguen estando programados para este 1 de febrero.
En un principio Trump prometió que impondría los aranceles “desde el día 1″, pero posteriormente cambió de fecha al 1 de febrero, o sea, el próximo sábado. Más tarde señaló que había pedido un análisis de los aranceles y sus consecuencias, el cual no estaría listo antes del 1 de abril. La declaración de Leavitt ha generado incertidumbre. No sería la primera vez que Trump aplicara una medida sin conocer las consecuencias. Una de las razones por las que ayer la Reserva Federal no bajó las tasas de interés fue por la incertidumbre sobre los aranceles.
La presidenta Claudia Sheinbaum mostró ayer confianza: “No creemos que vaya a ocurrir, la verdad, y si ocurre tenemos nosotros también nuestro plan”. No se necesita saber mucho de economía para entender que los aranceles serían negativos para Estados Unidos, pero un desastre para México. Según la Tax Foundation de Estados Unidos, la imposición de un arancel de 25% a Canadá y a México, y de un 10% adicional a China, “reduciría la producción económica en 0.4%” y “aumentaría los impuestos en 1.2 billones de dólares entre 2025 y 2034″. Se perderían cientos de miles de empleos en la Unión Americana. Cada hogar pagaría en promedio 625 dólares al año por los aranceles. Estos cálculos no consideran las medidas de represalia que pudieran tomar México, Canadá y China.
Trump sostiene que los aranceles los pagarían los extranjeros, pero esto es un engaño. El costo, como siempre, lo cubrirán los consumidores a través de mayores precios o de productos de inferior calidad.
El intercambio comercial entre México y Estados Unidos ha crecido desde hace décadas más que cualquiera de los dos países. Es un verdadero motor económico. México se convirtió en el principal socio comercial de la Unión Americana en 2023, desplazando a China que estuvo años en esa posición. Los productos mexicanos representan 15% de las importaciones de Estados Unidos, pero el mercado estadounidense absorbe el 80% de nuestras exportaciones no petroleras. Por eso los aranceles serían costosos para Estados Unidos, pero quizá muy dolorosos para México.
Las ventas de los productos mexicanos no caerían de golpe, aunque quizá sí de manera gradual. En un principio, los estadounidenses no dejarían de beber cerveza mexicana ni se abstendrían de comer guacamole durante el Super Bowl. Tampoco desaparecerían en automático las cadenas de producción. La industria automotriz, por ejemplo, ha distribuido sus plantas en todo el territorio norteamericano; ninguna unidad puede producir un auto completo. Quien fabrica arneses no produce motores ni computadoras automotrices. Muchas partes de un vehículo hecho en Norteamérica cruzan varias veces la frontera en la fabricación. Por eso, los aranceles generarían disrupciones que dispararían los precios de los vehículos norteamericanos y, paradójicamente, favorecerían a los de China y otros países de Asia.
Los mercados financieros no sugieren por ahora que haya temor de un arancel prohibitivo que pudiera imponerse este próximo sábado. Las cotizaciones del peso y de las acciones de las automotrices estadounidenses se han mantenido estables. Los inversionistas están suponiendo que el Presidente no cumplirá su amenaza, no por lo menos este fin de semana. Pero siempre es un riesgo apostar a la racionalidad de un político como Trump.
Apertura parcial
Sheinbaum presentó ayer unas iniciativas que facilitarán la inversión privada en hidrocarburos y electricidad. Es un saludable reconocimiento del costo de la cerrazón de AMLO, pero no parece suficiente para resolver los profundos problemas del sector.
Sergio Sarmiento
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