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Agredir con aranceles

¿Fueron los abrazos de López Obrador a los narcotraficantes la causa de esta agresión económica? Mentira. Canadá tiene una incidencia mucho menor en el narcotráfico, pero aun así sufrió el castigo.

Sergio Sarmiento

Entre más libre sea el flujo del comercio mundial, más fuertes serán las mareas de progreso humano y la paz entre las naciones”,

Ronald Reagan.

Donald Trump cumplió su amenaza. Este 1 de febrero anunció decretos para establecer aranceles punitivos de 25% a los productos mexicanos y canadienses a partir del primer minuto del martes 4 de febrero. El Presidente de Estados Unidos presentó la medida como parte de un esfuerzo por preservar la seguridad nacional.

Las organizaciones mexicanas de narcotraficantes, afirmó, “tienen una intolerable alianza con el Gobierno de México. Esta alianza pone en riesgo la seguridad nacional de los Estados Unidos y nosotros debemos erradicar la influencia de estos peligrosos carteles del ambiente bilateral. El Gobierno mexicano ha proporcionado refugios seguros para que los carteles se dediquen a la manufactura y transporte de drogas ilícitas, que colectivamente han llevado a la muerte por sobredosis de cientos de miles de víctimas estadounidenses”.

¿Fueron los abrazos de López Obrador a los narcotraficantes la causa de esta agresión económica? Mentira. Canadá tiene una incidencia mucho menor en el narcotráfico, pero aun así sufrió el castigo. El pretexto sería más creíble si Trump no se hubiera pronunciado tantas veces por imponer aranceles a sus socios comerciales. En 2019 dijo que “arancel” es una palabra hermosa, en 2025 que “los aranceles harán rico a Estados Unidos otra vez”.

Son afirmaciones ignorantes. Los aranceles son impuestos e implican siempre un golpe al pueblo. No tienen capacidad para producir riqueza, sólo para confiscarla. La última vez que el Gobierno estadounidense recurrió a una medida como esta, la Ley Arancelaria Smoot-Hawley de Herbert Hoover de 1930, provocó una guerra comercial que transformó una recesión por la caída de la bolsa de 1929 en la Gran Depresión que duró casi toda la década.

Es falso que los extranjeros paguen los aranceles, son siempre los consumidores del país que los impone. Estos aranceles, sin embargo, pueden ser una molestia para los estadounidenses y una pesadilla para México. El comercio internacional ha sido un indispensable motor de la economía nacional desde el inicio del Tratado de Libre Comercio de América del Norte. Lo paradójico es que una de las consecuencias de la interrupción del libre comercio sería un aumento del flujo ilegal de mexicanos a la Unión Americana.

Trump ha abierto la puerta a un agravamiento de la guerra al señalar en sus decretos que, si México o Canadá responden a estas medidas con aranceles a las exportaciones de Estados Unidos o medidas similares, “el Presidente puede incrementar o expandir el alcance de los derechos impuestos en este decreto para asegurar la eficacia de esa acción”. El bully amenaza: Si respondes a mis golpes, te irá peor. La verdad es que cualquier país tiene la obligación de responder ante una imposición unilateral de aranceles punitivos, especialmente cuando violan un tratado de libre comercio firmado por el propio Presidente.

Los aranceles serán negativos para todos. No ayudarán a reducir el déficit comercial de Estados Unidos porque este se debe a una baja tasa de ahorro y a un alto consumo, así como a su atractivo como destino de inversión que genera un flujo de capitales que sube el valor del dólar. El país tendría que entrar a una profunda recesión para convertir el déficit en superávit. Los aranceles tampoco ayudarán a aumentar la industrialización, que ya se encuentra en niveles históricos.

Hace siete años Trump declaró: “Las guerras comerciales son buenas y fáciles de ganar”. Falso. Ya lo vimos con la Gran Depresión. Es mucho más certera la afirmación del presidente chino, Xi Jinping: “Nadie emergerá como ganador de una guerra comercial global”.

Fortaleza

La mejor defensa contra un bully externo es la fortaleza interna. Por eso es tan importante que México revierta las medidas tomadas para restringir la inversión privada y que gaste mejor el dinero público. Un México fuerte en lo económico no tendrá que doblarse frente a un acosador extranjero.

Sergio Sarmiento

www.sergiosarmiento.com

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