Edición México
Suscríbete
Ed. México

El Imparcial / Columnas | Noticias de México | EL IMPARCIAL /

Estados Unidos ha dejado de ser un socio confiable

Con Trump hay que seguir el lema de Alcohólicos Anónimos: “Un día a la vez”.

Leo Zuckermann

Juegos de poder

Con Trump hay que seguir el lema de Alcohólicos Anónimos: “Un día a la vez”.

El sábado impone un arancel generalizado del 25% a las importaciones mexicanas. El lunes pospone su entrada en vigor por un mes. El fin de semana, los mexicanos sentimos cómo peligraba nuestra economía. El lunes, recuperamos la calma.

Por su estilo negociador, hay que vivir al filo de la navaja con Trump. El peligro siempre acecha. Ayer, ganamos un mes de respiro.

La Presidenta de México ha logrado minimizar los efectos negativos de un mandatario estadounidense poderoso, pendenciero e impredecible. Un político que siempre sube las apuestas para intimidar y lograr sus objetivos.

Con la disciplina que la caracteriza, Claudia Sheinbaum ha gestionado a Trump 2.0 con racionalidad (la llamada “cabeza fría”) evitando caer en provocaciones. Hasta hoy, porque siempre es “un día a la vez” con este personaje, ha apaciguado al inquilino de la Casa Blanca.

Sheinbaum le ha dado a Trump algo que presumir a su base electoral. México desplegará diez mil de sus soldados en la frontera con Estados Unidos para detener la migración de indocumentados y el tráfico de fentanilo. Además, comenzarán negociaciones al más alto nivel de ambos gabinetes para “llegar a un acuerdo” entre los países.

De esta forma, se ha evitado, o por lo menos pospuesto, la crisis económica que hubiera significado la imposición de 25% de aranceles sobre las importaciones mexicanas.

Muy bien por Sheinbaum y su Gobierno, pero…

Sí, hay un “pero”, porque con Trump es “un día a la vez”. Ya libramos la amenaza arancelaria del fin de semana. Conseguimos un mes de respiro. ¿Y luego?

¿Puede la economía mexicana seguir viviendo como si fuera un alcohólico?

¿Es sostenible el “un día a la vez”?

A la economía le disgusta lo impredecible. Las inversiones se hacen con horizontes de largo plazo donde se espera que se cumplan las reglas con las que se pactaron. Esto no sólo aplica para los gobiernos sino entre particulares.

Los agentes económicos suelen asociarse por distintas razones. Quieren socios confiables que respeten las reglas acordadas. “Yo te doy esto, tú me das aquello”. Se dan la mano, a veces firman contratos, y esperan que ambos cumplan para que el negocio funcione.

Lo mismo pasa con los países en su relación comercial.

México le apostó su desarrollo económico a un Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos en los años noventa del siglo pasado. Recuerdo que cuando se estaba negociando ese instrumento, muchos decían que nuestro País no era un socio confiable. Que, a la vuelta de la esquina, incumplirían con lo acordado.

Resulta que el socio menos confiable ha sido Estados Unidos.

Trump 1.0 llegó con toda la intención de acabar con el tratado original, el Tlcan. Gracias a los esfuerzos de Canadá y México, se negoció un nuevo acuerdo, el T-MEC, firmado nada menos que por el actual Presidente de Estados Unidos.

“Es su bebé”, “no se atreverá a desconocer lo que él firmó y consideró como el mejor tratado comercial del mundo mundial”, decían algunos expertos.

Pues no. Fiel a su estilo, Trump impone aranceles, aunque esto contravenga a “su bebé”. No cree en el libre comercio y está convencido que las tarifas es un excelente método de presión política.

En este sentido, Estados Unidos ha dejado de ser un socio confiable para México.

No se puede hacer negocios con un partner que constantemente está contraviniendo, cuestionando y cambiando las reglas del juego. Mucho menos cuando ese socio es el más poderoso de la sociedad.

Imagínese que usted es un empresario que tiene un capital de un millón de dólares. Está pensando asociarse con otro que tiene 20 millones de dólares (más o menos la diferencia del tamaño de las economías de México y Estados Unidos, respectivamente). Usted es el chico de la sociedad. Llegan a un pacto. Durante años, se hacen buenos negocios. Pero, de repente, el socio grande comienza a decirle que ya no está de acuerdo con los términos originales de la negociación y que se va a salir. Llegan a un nuevo arreglo, pero, otra vez, en poco tiempo, el grande comienza a presionar y amenazar con castigos. Incluso pretende utilizar la sociedad para que usted haga cosas que no tienen que ver con el negocio.

¿Es confiable un socio así?

Desde luego que no.

Y he ahí el problema: Estados Unidos ha dejado de ser un socio confiable para México en el largo plazo.

Un tratado comercial, como en los negocios, no puede vivir de día en día. Mucho menos cuando el socio fuerte se pone en plan de pendenciero impredecible.

Más allá de manejar a Trump 2.0 un día a la vez, México debe pensar qué hacer para comenzar a desvincular su crecimiento económico de la integración comercial con Estados Unidos.

Leo Zuckermann

X: @leozuckermann

Sigue nuestro canal de WhatsApp

Recibe las noticias más importantes del día. Da click aquí