Unidad y confianza
El asedio a instituciones en México, continúa. El golpe orquestado desde la Presidencia a organismos autónomos garantes de derechos, contrapesos indispensables de nuestra democracia está dado, el retroceso generacional que esto implica en corto plazo quedará en evidencia.
Unidad, respeto y apoyo incondicional exigen líderes y actores de la vida pública, como requisitos indispensables de pertenencia, interlocución y legitimidad. En su confusión existencial sobre el papel que les corresponde, olvidan que diariamente salen a ganar respeto y confianza, ambas condiciones precedentes para lograr unidad alrededor de su persona. La oficina transitoria que ocupan, como se ha comprobado una y otra vez, no les confiere automáticamente el respeto ni confianza, menos aún cuando ejercen el cargo despóticamente como si fuera una patente de corso. Si bien pudieron ganar una elección, hay cosas que el dinero ilegal no puede comprar, legitimidad entre otras.
En su confusión de lo que implica vivir una democracia representativa, bajo un régimen constitucional de separación de poderes y federalismo, desde las cúpulas del poder público solamente se tolera el aplauso, genuflexión y entreguismo. Desafortunadamente en el camino se encuentran un nutrido grupo de “líderes” políticos, empresariales, sociales, gremiales y de opinión dispuestos a alabar “el traje nuevo del emperador”. Los aplausos ya sean por ambición, complicidad, temor o deseos de llevar la “fiesta en paz”, erosionan un ideal democrático y socavan, aun más, el progreso de México.
A aquellos que se niegan a reconocer “la esencia del caniche” descrita por Goethe en quienes hoy en gobiernan habría que recordarles las palabras de Churchill ante el acuerdo que Chamberlain había logrado con Hitler: “Os dieron a elegir entre el deshonor y la guerra… elegisteis el deshonor, y ahora tendréis la guerra”.
El camino de una república a una dictadura, en ausencia de golpe de Estado, es un proceso de años que transita mediante captura, erosión y desaparición de instituciones, acompañado de eliminar y cancelar adversarios, para finalmente llegar a concentrar poder en una sola persona.
En el año 60 a.C. en Roma se formó una alianza política secreta en la que participaron Pompeyo, Julio Cesar y Craso con la cual buscaban superar los obstáculos constitucionales en aras de alcanzar sus objetivos. El denominado primer triunvirato fincado en oportunismo y ambición personal de los tres, si bien fue exitoso en capturar beneficios, da inicio al fin de la república. Décadas después con un segundo triunvirato, emulando al anterior, conformado por Marco Antonio, César Octavio y Marco Lépido se llega al fin de la república romana convirtiéndose Octavio en el primer emperador bajo el nombre de Augusto.
El asedio a instituciones en México, continúa. El golpe orquestado desde la Presidencia a organismos autónomos garantes de derechos, contrapesos indispensables de nuestra democracia está dado, el retroceso generacional que esto implica en corto plazo quedará en evidencia. La captura del Poder Judicial en curso, para convertirlo de nuevo en un apéndice del partido en el poder y someterlo a una persona con aspiraciones dictatoriales implica décadas de retroceso. La búsqueda de legalizar el asalto a los ahorros de trabajadores de las subcuentas de vivienda que ascienden a 2.046 billones de pesos, en franca violación a acuerdos firmados por México ante la Organización Internacional del Trabajo eliminando de facto el carácter tripartito de Infonavit junto con otras genialidades legislativas son evidencia del apetito de captura en marcha impulsado por Sheinbaum.
La mentira cotidiana desde el púlpito del poder, federal y estatal, en ejercicios de vulgar propaganda, imposibilita que se establezcan vínculos de confianza. La afirmación de “sin corrupción” ante las evidentes fortunas de quienes presumían sus humildes orígenes en campaña, al ser exhibidos con sus negocios personales y familiares ya en el poder optan por guardar silencio o dar explicaciones inverosímiles. El reclutamiento a puestos de Gobierno de personajes con evidentes historiales obscuros, algunos de ellos sujetos a proceso, otros en franco desacato a la ley incurriendo delitos al aceptar cargos sin cumplir requisitos, sin experiencia alguna y con evidentes conflictos de interés se ha normalizado. Con gran cinismo presumen ilegalidades como un ejercicio de Gobierno de oportunidades e incluyente. Imposible respetar, mucho menos confiar en gobernantes así.
Las cuentas nacionales evidencian que la economía Mexicana se encuentra en recesión, los riesgos asociados a la política exterior de Estados Unidos ya se están materializando. Si bien considero apropiado la contención retórica de la presidenta ante la amenaza de aranceles, el plazo de un mes para regresar de nuevo al abismo es insuficiente ante urgentes obligaciones de hacer por parte del Estado mexicano, sobre todo aquellas que requieren de voluntad política y limpiar la casa de impresentables personajes. Sin capacidad de planeación a largo plazo e independencia judicial difícilmente llegarán las inversiones necesarias para el mantener y crecer la economía. La doble crisis, déficit cercano a 6% del PIB y endeudamiento por 18 billones de la Federación, obliga a tomar e implementar decisiones urgentes.
Unidad en torno a México, siempre, sin reservas ni regateo alguno. Unidad en torno a quienes no desaprovechan la oportunidad de defraudar la confianza depositada en ellos, jamás.
La democracia no es un pacto suicida como nos lo presentan quienes hoy gobiernan. Hay que defender los auténticos ejercicios democráticos convirtiéndolos en espacios de posibilidades, en nuestras manos está. Depositemos confianza y respeto en personas adecuadas, construyamos hoy para no tener que mañana votar por el menos peor.