¿Confesarías una infidelidad?: El riesgo del amor verdadero
¿Podrías escuchar, comprender y aceptar una confesión semejante? Y, sin llegar a una infidelidad, ¿en tu pareja, en tus vínculos, hay lugar para expresar lo que se siente realmente y, en especial, para enfrentar los conflictos con empatía?

Hace un tiempo, una mujer compartió conmigo una historia que me llevó a pensar en el real significado de la “incondicionalidad” en el amor.
Ella llevaba más de 20 años casada, con hijos ya en la universidad, y describía su relación con su esposo como sólida y amorosa. Un día, el destino la cruzó con un antiguo compañero de secundaria, con quien había vivido un breve romance en el pasado. Primero fue un café para recordar viejos tiempos, luego otro, siguió tarde de tragos, buena química hasta que, sin haberlo planeado, terminaron en la cama y en una relación de amantes.
Ese vínculo con su antiguo novio despertó en ella algo nuevo, un espacio donde se descubrió a sí misma de formas inesperadas. Recordó partes de su ser que creía olvidadas o enterradas. Sin embargo, la culpa no tardó en llegar: Valoraba su matrimonio y no quería separarse de su esposo, pero tampoco estaba dispuesta a renunciar a lo que este nuevo vínculo le aportaba.
Fue entonces cuando tomó una decisión audaz: Contarle todo a su esposo. Al hacerlo, se sorprendió. Él ya lo sabía.
“¿Cómo lo supiste?”, preguntó, incrédula.
“Había indicios”, respondió él con calma. “No miré para otro lado. Estaba esperando que tú decidieras hablar del tema, o que llegara el momento de planteártelo yo”.
La mujer quedó atónita ante su reacción. Lo vio triste, pero sereno. ¿Cómo podía él aceptar todo eso con tanta calma? Fue entonces cuando la duda se apoderó de ella.
“¿Entonces tú también tienes una amante?”, le preguntó casi sin pensar, temiendo una confesión que equilibrara las balanzas.
Él, sin inmutarse, le respondió: “No. Y no porque no haya tenido oportunidades. Pero no sentí la necesidad, estaba bien contigo.”
Esa respuesta la desarmó. En ese instante, comprendió por primera vez el significado del amor incondicional. Su marido no le imponía condiciones, no exigía nada a cambio de su amor. La aceptaba con sus contradicciones, sus errores y sus dudas. Sólo le pidió una cosa: “Si en algún momento te das cuenta que quieres tomar otro camino, no me hagas sufrir de más sosteniendo algo que no va”. Fue un momento de revelación para ella: Ese amor que él le ofrecía no era transaccional, no dependía de si “se portaba bien” o de cumplir ciertas expectativas. Era un amor que simplemente estaba, que la sostenía tal como era.
Con el tiempo, el romance con su amante perdió fuerza y se desvaneció. Ella y su esposo permanecen juntos, fortalecidos por la experiencia.
Al escuchar esta historia sentí que era una historia de valientes por la calidad del diálogo entre ellos. La audacia de poder hablar, especialmente sobre los conflictos, esos temas peligrosos y amenazantes que muchas veces preferimos ocultar. Pensamos que ignorarlos es una forma de cuidar al otro o proteger la relación, pero a menudo ocurre lo contrario: Al callar, perdemos intimidad, porque el otro no sabe lo que realmente nos pasa, ni nosotros sabemos lo que le pasa a él. Y al reprimirlos, se van acumulando tensiones que terminan explotando en formas mucho más dañinas.
Esta mujer corrió un riesgo importante, quizá percibiendo que su esposo tenía la capacidad de escuchar y comprender. Y esa pareja, gracias a ese diálogo, salió enriquecida. El valor de poner los temas conflictivos sobre la mesa, el enorme valor de expresar lo que nos pasa, incluso cuando es amenazante o peligroso, es algo que no podemos subestimar.
¿Serías capaz de confesarle a tu pareja una infidelidad? ¿Podrías escuchar, comprender y aceptar una confesión semejante? Y, sin llegar a una infidelidad, ¿en tu pareja, en tus vínculos, hay lugar para expresar lo que se siente realmente y, en especial, para enfrentar los conflictos con empatía?
Tal vez, como esta mujer, descubramos que la honestidad, aunque difícil, puede abrirnos las puertas al amor verdadero.
CV: Autor de “Un elefante en la habitación”, historias sobre lo que sentimos y no nos animamos a hablar. Conferencista.
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