El Imparcial / Columnas | Noticias de México | EL IMPARCIAL /

Guerra interminable

El Gobierno mexicano sí ha hecho caso a las preocupaciones expresadas por Trump sobre el cruce de fentanilo desde México.

Sergio Sarmiento

JAQUE MATE

Si ves la guerra contra las drogas desde un punto de vista puramente económico, el papel del gobierno es proteger al cartel de las drogas”. MILTON FRIEDMAN

La guerra contra las drogas continúa y no precisamente con abrazos. Ayer en la mañanera, el secretario de Seguridad Omar García Harfuch reportó que, en cuatro meses de gobierno de Claudia Sheinbaum, del 1 de octubre de 2024 al 9 de febrero de 2025, han sido detenidos 11,600 “generadores de violencia” y desmantelados 192 laboratorios “para la fabricación de metanfetaminas”; además, se aseguraron 5,692 armas y 102 toneladas de droga, incluyendo un millón 266,750 pastillas de fentanilo.

El informe estaba hecho, cuando menos en parte, pensando en las exigencias de Donald Trump: “Con la operación Frontera Norte, del 5 al 10 de febrero, se reforzó la seguridad con 10 mil efectivos de la Secretaría de la Defensa; 222 personas fueron detenidas, 106 armas aseguradas junto con 167 vehículos, 20 inmuebles y mil 242 kilos de droga; 8.6 kilogramos fueron de fentanilo”.

El Gobierno mexicano sí ha hecho caso a las preocupaciones expresadas por Trump sobre el cruce de fentanilo desde México. El informe, que daba el ex secretario de la Defensa, Luis Cresencio Sandoval, en las mañaneras de López Obrador, ha cambiado para adaptarse a la narrativa política. Antes, por ejemplo, se reportaba el desmantelamiento de “laboratorios para la producción de drogas sintéticas”; hoy se habla de “laboratorios para la fabricación de metanfetaminas”, para subrayar el mensaje oficial de que en México no se produce fentanilo. Pero la pregunta, entonces, es: ¿Dónde se produjeron el millón 266,750 pastillas de fentanilo que se decomisaron?

Yo siempre he afirmado que la guerra contra las drogas es un despropósito. El consumo es un problema de salud pública y así debe tratarse, no como un asunto criminal. Así lo expresé en este espacio en el sexenio de Felipe Calderón y en los posteriores. Aplaudí cuando López Obrador afirmó que la guerra había terminado y cuando la Suprema Corte determinó que la criminalización del consumo de mariguana violaba la Constitución al limitar el derecho al “libre desarrollo de la personalidad”, en palabras de Arturo Zaldívar. López Obrador, sin embargo, nunca despenalizó la mariguana, ni acabó con la guerra contra las drogas. Estos últimos días hemos visto un operativo llamado Atarraya contra más de 300 barberías del Estado de México en varias de las cuales los policías plantaron bolsitas de marihuana para justificar sus acciones.

Coincido con la posición de Lázaro Cárdenas en su Reglamento Federal de Toxicomanías de 1940: “La persecución de los viciosos es contraria al concepto de justicia que actualmente prima”. No se resuelve un problema de salud pública deteniendo narcotraficantes o consumidores de drogas. Entiendo, sin embargo, que según las leyes vigentes el narcotráfico y el consumo de drogas son delitos. No seré yo quien sostenga que las autoridades no deben salirnos con el cuento de que la ley es la ley. Es muy claro, por otra parte, que el fentanilo es mucho más peligroso que la mariguana. Las exigencias de Trump a México sobre el fentanilo surgen de una preocupación real de la sociedad estadounidense que es testigo de los daños que produce esta droga.

En política, no obstante, hay que tener por lo menos un poco de honestidad. El Gobierno mexicano debe reconocer que continúa la guerra contra las drogas. Además, después del lema de “abrazos y no balazos” de López Obrador, necesita demostrar que no es verdad, como dice Trump, que “las organizaciones mexicanas de narcotraficantes tienen una alianza intolerable con el Gobierno de México”.

CORRUPCIÓN

López Obrador sacaba el pañuelito blanco y decía que desde que él era Presidente ya no había corrupción en México, pero el Índice de Percepción de Corrupción de Transparencia Internacional tiene otros datos: Solo le ha dado 26 puntos a México en 2024, una caída importante desde los 31 de 2021 a 2023. La percepción de corrupción en nuestro País no solo no ha disminuido, sino que ha aumentado.