La narrativa del PRI y del PAN
Hay que dar tiempo para que se constituya una masa crítica ciudadana, que nazca y se articule desde la base.
![Rubén Aguilar](https://author-service-images-prod-us-east-1.publishing.aws.arc.pub/elimparcial/011c57f5-32eb-42fd-9fbf-719f8cf0d696.png)
Ahora la mayoría de la sociedad, cruzada por diversos sectores sociales, simpatiza y se identifica con la narrativa política creada por López Obrador, primero como candidato y luego como Presidente, misma que repite la actual mandataria Claudia Sheinbaum.
Ese sector mayoritario es refractario a toda crítica que se haga al oficialismo, en todos sus niveles y expresiones, y tiende mecánicamente a solidarizarse y a defenderlo. Las y los integrantes del Gobierno califican los reclamos y críticas de la oposición como expresión de quienes pretenden regresar al pasado e impedir los cambios que ahora se realizan. Y le sirven, para alimentar su narrativa.
Los simpatizantes del oficialismo no están dispuestos a oír la verdad y a reconocer la regresión democrática que ahora vive el País y los desastres de la administración pasada, que continúan en la actual. Quieren escuchar el discurso de que todo está bien y vivimos en el mejor de los mundos. Se aferran a esa visión, aunque no se corresponda con la realidad.
Ahora ese es el ánimo social de la mayoría de la población, a la que se tiene que dirigir el PRI y el PAN, es evidente que su crítica al oficialismo, la materia para hacerlo es abundante y creciente, no permea en los sectores más amplios de la sociedad y no sólo eso, sino que termina por apoyar la gestión del oficialismo. ¿Qué hacer ante esta realidad?
Se debe seguir una estrategia con dos grandes frentes de acción. De un lado no criticar las constantes barbaridades que comete el oficialismo en todos sus niveles y frentes. Hay que dejar que la sociedad por su propia cuenta vea lo que ocurre. Va a pasar tiempo, pero ese es el camino. Y no hay que dar elementos, para que quienes están en el poder utilicen la crítica a su favor.
Hay que dar tiempo para que se constituya una masa crítica ciudadana, que nazca y se articule desde la base. Hay que dar espacio para el surgimiento de nuevos liderazgos sociales como ocurrió, por ejemplo, con el personal del Poder Judicial, que salió a la calle a protestar, por el desastre de la reforma.
Las organizaciones de la sociedad civil y redes de las mismas, cada una desde los temas que trabajan, deben ser quienes asuman la crítica ante el desastre del oficialismo como lo han hecho las madres buscadoras y los padres de niños con cáncer y también ahora los padres y madres de los 43 normalistas de Ayotzinapa.
El otro frente de acción es la construcción y difusión de una narrativa, que articule razón y emoción, con una propuesta alternativa, mejor y con mayor contenido social, a la que ahora ofrece el oficialismo, que se reduce a dar cheques personales a diversos sectores de la población. Es claro que el oficialismo se sostiene en programas clientelares para comprar la simpatía y el voto. A esa realidad hay que enfrentarse.
La nueva narrativa debe empezar a propagarse desde la profundidad del territorio y no a nivel nacional. Hay que construir de abajo arriba. Comenzar por los espacios donde el PRI y el PAN tienen mayor presencia y desde ahí iniciar la difusión de los nuevos mensajes, mismos que requieren, es parte de los mismos, presencia en el territorio. Hay que construir una nueva base social. Buena parte de la que tenían ya la perdieron y necesitan recuperarla.
El horizonte que enfrentan el PRI y el PAN es complejo y muy difícil, de eso no hay duda, y también lo es que si siguen con sus actuales estrategias político-comunicacionales, no se van a conectar con los sectores mayoritarios de la sociedad, y lo más probable es que su relevancia y presencia será cada vez menos importante e incluso en el futuro puedan desaparecer.
Rubén Aguilar Valenzuela
@RubenAguilar
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