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Por qué es crucial generar valor hoy… y mañana

Si tu empresa desapareciera mañana, ¿quién realmente la extrañaría?

Carlos  Dumois

Con un solo clic, millones de personas descubrieron que jamás necesitarían volver a una tienda de video. En ese instante, aunque aún no lo sabían, las 9 mil sucursales de Blockbuster y sus 60 mil empleados comenzaron la cuenta regresiva hacia la irrelevancia.

Si tu empresa desapareciera mañana, ¿quién realmente la extrañaría?

Esta pregunta, aparentemente simple, marca la línea entre las compañías que trascienden y aquellas que se desvanecen en el olvido.

Actualmente la disrupción tecnológica acorta el ciclo de vida de los modelos de negocio, la creación de valor no es solo una ventaja competitiva, sino el único seguro de permanencia.

En 2010, BlackBerry dominaba casi la mitad del mercado de teléfonos en EE.UU. Ejecutivos, políticos y profesionales confiaban en sus dispositivos. Hoy, es apenas un vestigio de lo que fue. No desapareció por falta de ventas, sino porque dejó de crear valor. Mientras tanto,

empresas como Spotify o Airbnb revolucionaron sus industrias no porque ofrecieran precios más bajos, sino porque transformaron radicalmente la manera en que las personas experimentan la música y los viajes.

Crear valor no es solo vender un producto o servicio; es diseñar una oferta tan poderosa que no solo cumpla con las expectativas del cliente, sino que las reinvente. LEGO estuvo al borde de la quiebra en los 2000, hasta que comprendió que su verdadero valor no radicaba en vender juguetes de plástico, sino en estimular la creatividad y el aprendizaje. En lugar de insistir en su modelo tradicional, amplió su visión hacia la educación, el entretenimiento y

el desarrollo infantil, convirtiéndose en un ecosistema de creatividad en lugar de una simple fábrica de bloques.

El error más frecuente de los empresarios es confundir rentabilidad con relevancia. Una empresa puede ser rentable sin crear valor por un tiempo, pero el mercado siempre ajusta cuentas. Toys R Us seguía generando ingresos millonarios cuando quebró, pero su propuesta dejó de ser relevante en un mundo donde los consumidores podían comprar juguetes con un solo clic. Rentabilidad sin valor es una ilusión temporal.

El verdadero rol del empresario no es solo gestionar eficientemente el presente, sino diseñar un futuro en el que su empresa siga siendo relevante. No basta con ser buenos en lo que hacemos hoy; debemos asegurarnos de que lo que hacemos hoy tenga sentido mañana. Esto exige cuestionar continuamente nuestras fortalezas, aceptar que el éxito pasado no garantiza el futuro y entender que la única constante en los negocios es el cambio.

Sin embargo, el camino hacia la creación de valor está plagado de trampas. La comodidad es letal en la era digital. Blockbuster no solo subestimó el streaming; falló en reconocer que el verdadero valor para el consumidor no estaba en el acceso a películas, sino en la conveniencia y la personalización de la experiencia de entretenimiento. WeWork encarna la trampa de la inercia, una empresa que creció vertiginosamente sin una estrategia clara de creación y captura de valor. Y Nokia, una vez sinónimo de innovación, nos muestra cómo el cortoplacismo -optimizar el presente sin pensar en el futuro- puede llevar incluso a los gigantes a la irrelevancia.

La creación de valor sostenible exige un proceso disciplinado: Identificar oportunidades genuinas, diferenciarlas estratégicamente, escalarlas con propósito y capturar su valor de manera eficiente. Las empresas deben analizar con profundidad las necesidades insatisfechas del mercado, desarrollar propuestas únicas y defendibles, y validar constantemente sus hipótesis en el mundo real.

La creación de valor hoy en día exige una mentalidad de reinvención continua. Las empresas deben mantener un diálogo constante con sus clientes y el mercado, invertir en capacidades futuras mientras optimizan las actuales, cultivar una cultura de innovación y experimentación, y encontrar el delicado balance entre los resultados inmediatos y la visión a largo plazo.

La pregunta clave ya no es ¿Cómo podemos vender más? Sino ¿Cómo podemos crear más valor?. Las empresas que respondan efectivamente a esta pregunta no solo prosperarán, sino que definirán el futuro de sus industrias. En un mundo donde un solo clic puede convertir un imperio de 9 mil tiendas en un recuerdo nostálgico, la creación de valor no es solo una estrategia, es un imperativo de supervivencia.

Entonces, más allá de cuánto vendes hoy, ¿qué estás haciendo para asegurarte de que tu empresa siga siendo relevante dentro de 10 años?

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