Minizanahoria laudatoria y garrotazo terrorista
Las consecuencias (económicas, empresariales, sociales, militares y de índole de Derecho internacional) de los emplazamientos bélicos contra México no pueden ser precisadas porque dependerán de la discrecionalidad del despótico presidente de Estados Unidos, que así como culpa ahora al tragicómico Zelensky de generar la guerra con Rusia puede suavizar el 1 de marzo próximo su juicio a México sobre resultados en el freno a la migración y al tráfico de drogas (con García Harfuch en desesperada recaudación de muestras de detenciones y decomisos para revisión de logros en Washington), para días después volver al amago de los aranceles y otras medidas de apergollamiento a México.
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El mismo día en que su administración confirmó la declaratoria de seis cárteles mexicanos como organizaciones terroristas (con el virtual copresidente Elon Musk soltando la advertencia de que ello hace elegibles a esos grupos para ataques mediante drones), Donald Trump hizo elogió de la presidenta Claudia Sheinbaum y destacó que reproducirá en Estados Unidos la campaña publicitaria contra el consumo de drogas que le había comentado la mandataria mexicana en anterior llamada telefónica. Una minizanahoria adulatoria frente al garrotazo terrorista.
Miércoles de mañanera en la que Sheinbaum batalló para pretender que no hay nada especial ni distinto en los vuelos espía de la administración halconera, que no lesionan la soberanía nacional puesto que cuentan con la aprobación, visto bueno o conocimiento del Gobierno 4T2 y que en realidad son continuidad de prácticas aceptadas durante el obradorismo y gobiernos anteriores. Sí espían los gringos en territorio mexicano, con drones de la CIA, pero luego le informan a México (algo de) lo espiado.
Las consecuencias (económicas, empresariales, sociales, militares y de índole de Derecho internacional) de los emplazamientos bélicos contra México no pueden ser precisadas porque dependerán de la discrecionalidad del despótico presidente de Estados Unidos, que así como culpa ahora al tragicómico Zelensky de generar la guerra con Rusia puede suavizar el 1 de marzo próximo su juicio a México sobre resultados en el freno a la migración y al tráfico de drogas (con García Harfuch en desesperada recaudación de muestras de detenciones y decomisos para revisión de logros en Washington), para días después volver al amago de los aranceles y otras medidas de apergollamiento a México.
En la mira, mapeado y anunciado, el golpe de Donald a cuenta del “terrorismo” será recurso de chantaje durante su cuatrienio. México ya ha aceptado ser una especie de tercer país seguro, recibiendo migrantes no mexicanos deportados de Estados Unidos, ya está permitiendo vuelos y navegaciones de vehículos estadounidenses dedicados al espionaje, unos en espacios “internacionales” y otros en aguas y cielos nacionales, y mantiene un discurso interno de defensa de la soberanía nacional aunque las condiciones no dan para plenitudes prácticas de esa oratoria. Aún así, Trump es insaciable y, entre más doblega, más va exigiendo.
Pero, aún cuando las acciones físicas intervencionistas de Estados Unidos no se cumplieran, la declaratoria de seis cárteles como organizaciones terroristas acelera el proceso de mayor violencia en México, donde el crimen organizado tiene base social y una serie de vinculaciones con poderes políticos, judiciales y empresariales (como sucede también en Estados Unidos y en otros países productores y exportadores de estupefacientes) que ahora han entrado en fase de violentos reacomodos que ni siquiera van a poder ser atenuados por esos poderes tradicionales, pues ya hay una dispersión de mandos criminales, con bandos y bandas escindidos y confrontados que pueden incendiar aún más el panorama nacional.
En el marco de ese proyecto de nuevo orden mundial impulsado por el trumpismo y la tecnocracia plutocrática, el proyecto mexicano autodenominado Cuarta Transformación busca consolidar un centralismo político (Palacio Nacional) compartido con los poderes regionales (los gobernadores del guinda y similares como factores de decisión en su feudo pero alineados con Morena en lo nacional).
Lo que importa es la aritmética legislativa propicia para cambios que allanen el camino a esa concentración guinda de poder y hagan jurídica y electoralmente muy difícil el retorno de los opositores al poder. Lo que importa es el control a rajatabla de lo institucional, aunque lo doctrinal quede embarrado en ese sendero de soberbia y desmesura, como se está viendo en los casos de la credencialización como morenistas de Miguel Ángel Yunes Márquez y Alejandro Murat, entre otros. ¡Hasta mañana!
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