Sheinbaum no debe confiar en los elogios de Trump
Con Trump, los halagos pueden volverse ataques en cualquier momento. Porque cambia de tono según sus intereses.
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Donald Trump, quien desde siempre ha hablado mal de México, elogia ahora a la presidenta Claudia Sheinbaum por su estrategia contra el fentanilo, calificándola como “una mujer verdaderamente maravillosa”. Antes nuestro País era el enemigo, ahora es la inspiración. ¿Es un cambio de visión o simple oportunismo político?
Ayer, en Miami, Trump destacó la inversión del gobierno mexicano en campañas antidrogas y anunció que gastará “cientos de millones de dólares” en una estrategia similar en EU ¿Es un caso de pragmatismo o imitación?
Con Trump, los halagos pueden volverse ataques en cualquier momento. Porque cambia de tono según sus intereses. Ha pasado de amenazar a México con intervenciones militares a, ahora, inspirarse en sus políticas. Su elogio a Claudia Sheinbaum parece ser una jugada para mejorar su imagen entre los estadounidenses y desviar la atención de sus fracasos en el combate contra las drogas. Durante su primera administración, la crisis de opioides sólo empeoró. Ahora busca en México la solución que nunca quiso aplicar en su país.
Mientras elogia a la Presidenta, impone aranceles del 25% a las importaciones mexicanas a EU, logra el despliegue de 10,000 soldados en la frontera entre ambos países y designa a seis cárteles como organizaciones terroristas. ¿Doble discurso? No. Es su estrategia de siempre: Presionar con una mano, aplaudir con la otra.
La Presidenta ha optado por la negociación. Logró retrasar los aranceles, pero sabe que podrían volver en cualquier momento. Su Gobierno diseña planes de contingencia para amortiguar el impacto de las decisiones de Trump. Si algo está claro es que Trump toma sus decisiones sin considerar a México. Su única prioridad es la política interna estadounidense
México enfrenta una realidad ineludible: Debe responder sin ceder. La Presidenta promueve reformas constitucionales para endurecer penas por tráfico de armas y fortalecer la soberanía nacional. También ha reforzado la acción legal contra fabricantes de armamento estadounidenses, exigiendo controles más estrictos y sanciones más severas contra la exportación ilegal de armas.
El dilema sigue sin resolverse. EU exige más control sobre los cárteles. México pide frenar el tráfico de armas y una verdadera acción contra la crisis de adicciones que cada año mata a miles de personas en EU. Mientras los gobiernos negocian, el tráfico sigue, las muertes aumentan y el negocio florece. Y Trump, como siempre, juega en ambos bandos.
El elogio de Trump parece más una jugada política que un reconocimiento genuino. La presidenta Sheinbaum podría aprovecharlo, pero la relación sigue en un terreno minado: Comercio, migración, seguridad. ¿Cuánto durará esta tregua antes de que Trump vuelva a su retórica habitual?
México no puede confiar en las palabras de un político que cambia de postura según le conviene. La clave será cómo la Presidenta siga administrando esta relación volátil sin comprometer la soberanía ni caer en el juego de Trump. Lo que está claro es que los intereses de EU no han cambiado. Seguirán presionando a México para solucionar problemas que ellos mismos no han sabido -o querido- resolver desde 1971, cuando el presidente Richard Nixon declaró la guerra contra las drogas.
Eduardo Ruiz-Healy
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