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Campos de exterminio

A ningún gobernante le gusta que le acusen de tener “campos de exterminio” en su territorio por las imágenes históricas de lo que sucedió en la Segunda Guerra Mundial. Pero entonces ¿cómo llamar predios, municipios, ranchos donde sistemáticamente masacran cientos de personas y después desaparecen los cuerpos?

Ana María Salazar

Escriban la frase “Campo de exterminio” en su buscador de preferencia. Hace 10 días hubiera aparecido en primer lugar en su búsqueda la frase “campos de exterminios Nazi” y habría decenas de sugerencias de portales y documentos históricos sobre el Holocausto de la Segunda Guerra Mundial donde murieron aproximadamente 6 millones de judíos y otros 11 millones de personas de diversos grupos. Ahora, esa misma búsqueda “Campos de exterminio” da como resultado notas informativas de lo que está sucediendo en México y describiendo actividades atroces de capacitación y exterminio de jóvenes que fueron reclutados por el crimen organizado en el Municipio de Teuchitlán en Jalisco. Las imágenes de lo que sucedía en el Rancho Izaguirre son demoledoras: Se reportan 400 pares de zapatos, mochilas, identificación, cientos y cientos de restos humanos calcinados. En las últimas horas surgen más información de testigos, que no sólo asesinaban, sino actos horríficos de tortura.

También en búsquedas surge información de “otro” campo de exterminio, ahora en Reynosa, donde otro grupo de “buscadores” encontraron otro predio donde hay claros indicios de restos óseos de personas calcinadas. Dos campos de exterminio en una semana. Furioso el portavoz del Gobierno de Tamaulipas acusó al “Colectivo Amor Por Nuestros Desaparecidos” de sensacionalistas, aprovechando los hallazgos en Jalisco, para “engañar la población con información falsa y tendenciosa”. ¿Por qué tanto cinismo criminal de las autoridades de Tamaulipas? Memorias cortas de funcionarios de un Estado donde se han reportado en la última década, docenas de “campos de exterminio”: La Bartolina, San Fernando… ¿seguimos con la lista de lugares en Tamaulipas donde se han identificado masacre de personas? ¿Será una exageración decir que este Estado es un “campo de exterminio? Claramente es una entidad, que al igual que Jalisco, Estado de México, Veracruz y Nuevo León, son los estados donde más desaparecidos se han reportado en la última década.

A ningún gobernante le gusta que le acusen de tener “campos de exterminio” en su territorio por las imágenes históricas de lo que sucedió en la Segunda Guerra Mundial. Pero entonces ¿cómo llamar predios, municipios, ranchos donde sistemáticamente masacran cientos de personas y después desaparecen los cuerpos?

La reacción de la presidenta Claudia Sheinbaum fue un tanto extraña, reflejando la posición de fiscal general Alejandro Gertz Manero quien declaró: “No es creíble que una situación de esa naturaleza no hubiera sido conocida por las autoridades locales de ese Municipio y del Estado”. Y aseguró que harían un análisis de qué sucedió ante la insistencia de que a Fiscalía atrajera la investigación.

¿Cuántas personas tienen que ser masacradas en un predio, campo, rancho o edificio para asegurar que la Fiscalía General de la República atraiga la investigación? Ante la realidad de que ha incrementado el control territorial de regiones completas del País, hay que asumir que las autoridades locales ignoraron, participaron o fueron absolutamente negligentes ante las masacres y desapariciones en el País. Ante masacres de 20, 50, 100, hasta 200 o más personas ¿No debería el Gobierno federal automáticamente asumir la investigación?

Tampoco se entiende la actitud de las autoridades locales y federales ante los colectivos de familiares que se han tomado la tarea de encontrar a sus familiares desaparecidos. Los ataques y la campaña del ex presidente Andrés Manuel López Obrador en contra de las madres buscadoras fueron crueles. La presidenta Sheinbaum también se ha rehusado, hasta el momento, acercarse a estos colectivos de mujeres y hombres, y reconocer las víctimas de la tragedia de las desapariciones en el País.

La presidenta Sheinbaum y su gabinete de seguridad tienen un terrible reto: Ante las presiones de Estados Unidos de enfrentar las organizaciones criminales, esto necesariamente se traducirá en más violencia. Más persecución resultará en la necesidad de más reclutamiento y ataques a la población. Y si el Gobierno no toma pasos para mitigar esta amenaza a la población, seguramente incrementará, aun más, las desapariciones de jóvenes en el País.

Con más de 54 000 desaparecidos en un sexenio, ignorancia o negligencia no es defensa en los tribunales internacionales. Más allá de debatir si los datos son los correctos, o insistir como lo hizo el Gobierno de López Obrador, de depurar la lista de los desaparecidos de la base de datos, ¿por qué no lanzar una estrategia para reducir el número de personas que desaparecen en México? ¿Por qué no ha sido prioridad del Gobierno federal de perseguir a estos asesinos en serie que están aterrorizando al País? ¿Por qué no hacer un acercamiento a las familias que buscan a sus familiares y tratarlas como víctimas?

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