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Sheinbaum: Reconocer valía de buscadores

Hay, desde luego, una responsabilidad específica de los gobiernos federales guinda respecto a lo que ha venido sucediendo desde 2018 en materia de seguridad pública, militarización y virtual intocabilidad de cárteles

Julio Hernández López

La presidenta Sheinbaum eludió, en esta primera fase del caso Teuchitlán, la tentación de endurecer el puño, cuando menos declarativo, y aligeró el discurso en relación con los familiares buscadores de personas desaparecidas, aunque sostuvo la dureza contra opositores a los que llamó “hipócritas”, en específico al segmento de los “calderonistas”.

“Decidí separar los temas”, dijo en su conferencia mañanera de prensa de este lunes, en la que hizo una serie de anuncios importantes en materia de reformas legales a nivel federal y de acciones operativas específicas para el caso Teuchitlán, Jalisco. En los enunciados, destaca este compromiso, que el tiempo y los hechos evaluarán: “Nunca ocultaremos nada. La verdad debe prevalecer siempre. En mi gobierno no habrá construcción oscura de verdades históricas, nunca; desde el gobierno no se tolerará la construcción de verdades a medias o falsedades. Siempre estaremos con la verdad y con la justicia”.

El pronunciamiento tiene especial relevancia a la luz de la tendencia, desarrollada en ciertas declaraciones y en redes de Internet, que ha buscado desacreditar la causa de quienes buscan a sus desaparecidos, incluso con argumentaciones similares a las que la derecha clásica mexicana ha usado contra diversos movimientos sociales. Es de esperarse que las puntualizaciones de la Presidenta alienten a esos mecanismos a desmontar su metralla, sobre todo internética.

Una cosa es la lucha de quienes buscan a sus desaparecidos (en el contexto de la salvaje realidad que se vive en varias partes del País) y otra la lucha y denuncia de los oportunistas y presuntos desmemoriados que hoy “denuncian” y “reprochan”, sin pizca de autoridad moral, las consecuencias de lo que propiciaron desde posiciones de poder (en efecto: El calderonismo, en la persona del titular ahora refugiado en España y en su vertiente familiar persistente en México, además de algunos de sus náufragos, como el ex secretario Javier Lozano).

Hoy, según se mencionó, en la mañanera se hablará de las campañas opositoras a la llamada Cuarta Transformación, de quienes “como buenos carroñeros, bastante hipócritas” construyen tales acometidas, “compran bots, le meten mucho dinero a las redes sociales y construyen este ambiente (...) son campañas que tienen mucho dinero y vale la pena denunciarlas”.

Hay, desde luego, una responsabilidad específica de los gobiernos federales guinda respecto a lo que ha venido sucediendo desde 2018 en materia de seguridad pública, militarización y virtual intocabilidad de cárteles (política obradorista que el claudismo harfuchista ha ido revirtiendo de manera acelerada, en un abierto entendimiento con Estados Unidos y sus agencias). Pero, como en otros rubros de la vida política actual, los opositores a los poderes morenistas son náufragos a causa de las tormentas, omisiones y acciones que ellos generaron y en su momento justificaron.

Falta ver, desde luego, que la voluntad presidencial expresada en varias reformas legales y ajustes operativos en materia de desaparecidos pasen de la letra a la realidad y que no se quede atorada en los sabidos y comprobados vericuetos burocráticos, presupuestales y de arreglos políticos cupulares. Basta revisar lo sucedido en el anterior sexenio con el caso Ayotzinapa y los diversos organismos creados para indagar y castigar crímenes políticos del pasado y para fortalecer la búsqueda de desaparecidos; grandes discursos y expectativas, luego en hundimiento intencional desde la cúspide originalmente promotora y esperanzadora.

Y, mientras los discursos de Trump, y las filtraciones a medios seleccionados, siguen siendo favorables a los “esfuerzos” de México y a la eficacia de su Presidenta, al Golfo de México ha sido enviado un poderoso buque de guerra, el destructor USS Gravely, con la misión de interceptar, desde sus aguas territoriales, cargamentos de droga con rumbo a Estados Unidos, ¡hasta mañana!

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