Talón de Aquiles
Teuchitlán seguirá ahí y no importa cómo lo denominen... Un lugar más en México donde se administra la muerte, donde las autoridades rehúyen sus responsabilidades....

Denise Dresser
Llámenle como quieran. Minimícenlo como se les dé la gana. Traten de normalizarlo o justificarlo o responsabilizar a algún Gobierno estatal o a otro Presidente del pasado. Teuchitlán seguirá ahí y no importa cómo lo denominen: Campo de exterminio o rancho de entrenamiento o espacio recreativo o club social de los cárteles. Un lugar más en México donde se administra la muerte, donde las autoridades rehúyen sus responsabilidades, donde las palabras no alcanzan para definir lo innombrable. Ante la barbarie evidenciada, Claudia Sheinbaum ha dicho que Teuchitlán “no será su talón de Aquiles”. Ojalá lo fuera. Ojalá la Presidenta se sintiera asqueada, enojada, furiosa, indignada, y triste. Y que eso la llevara a una corrección que no sólo fuera un simulacro más, de tantos.
Porque Teuchitlán no es la primera fosa, no es el primer sitio con huellas de desapariciones, tortura, asesinatos o reclutamiento por parte del crimen organizado. No es la primera investigación mal hecha por una Fiscalía estatal o ignorada por la autoridad federal. El rancho Izaguirre tiene un linaje que transita por otras masacres, por otros estados. Como advierte nuestra mejor cronista Marcela Turati en el libro San Fernando: Última parada. Viaje al interior del crimen autorizado en Tamaulipas, “en este país, la política de Estado es la impunidad, la simulación, el ocultamiento”. Es este país se inventan “verdades históricas” para tapar mentiras endémicas. Día tras día, fosa encontrada tras fosa escarbada, aumentan las dosis de impunidad. Ante ello, no se vale pedir que dejemos en paz a AMLO, cuando se contabilizaron 51,791 desaparecidos y se encontraron más de 2,800 fosas durante su Presidencia. Él creó la Comisión Nacional de Búsqueda y él la destruyó. Él reconoció a las madres buscadoras y después las satanizó. Él construyó esperanza y luego la destruyó.
Loable, entonces, que Sheinbaum reconozca el tema como prioridad y haya presentado un plan para abordarlo. Pero lo ofrecido está lejos de ser una solución integral. Parece más bien un panfleto político que una estrategia bien elaborada. Y como han señalado los colectivos de víctimas, lo que la Presidenta propone ya está en la ley, la remoción de la titular de la inerte Comisión Nacional de Búsqueda es una condición necesaria, el Banco Nacional de Datos Forenses ya existe pero no se ha puesto en operación, y lo que ha faltado no sólo es presupuesto. También es voluntad política. Y los posicionamientos de la Presidenta ponen en tela de juicio el compromiso contraído.
Cada vez que Claudia califica como “carroñeros” a quienes llevan décadas criticando las desapariciones, copia lo peor de AMLO. Cada vez que la Presidenta permite que el fiscal (no) autónomo, Gertz Manero sabotee la investigación e intente escribir otra “verdad histórica” -responsabilizando sólo a la Fiscalía de Jalisco e ignorando la intervención de la Guardia Nacional-, sugiere que prefiere ponerle una curita a la herida nacional en vez de limpiarla y ayudarla a sanar. Cada vez que Sheinbaum subcontrata el tema de Teuchitlán a la FGR, empodera a quien dinamitó la investigación de Ayotzinapa, presionó ilegalmente a la SCJN, encarceló a dos mujeres por venganza. Tenemos un fiscal podrido al frente de una Fiscalía podrida.
El “narco tour” de Gertz fue vergonzoso, fue escalofriante, fue una constatación de la abdicación del Estado. Ahí en el rancho Izaguirre debía haber centenares de peritos, no docenas de periodistas. Ahí debía haberse resguardado la evidencia, no quitarla o limpiarla o taparla. Ahí no se debió haber permitido el paso a influencers y youtuberos para que “cada quien sacara sus propias conclusiones” como afirmó lamentablemente la Presidenta.
Lo mejor que podría pasarle a México es que Sheinbaum percibiera que Teuchitlán la vuelve vulnerable, la pone en peligro, exhibe su talón de Aquiles. Lo mejor que podría sucederle es que el alma se le desprendiera, y quedara atrapada en una de esas fosas. Porque entonces reaccionaría con vigor para recobrar las regiones cedidas por los políticos a las mafias, trabajaría para limpiar las fiscalías podridas, haría más que reeditar la guerra contra las drogas, que es en realidad “una guerra por dominar el territorio y contra la gente”. Si opta por la simulación, podría convertirse en una Aquiles. Y acabaría vencida como una simple mortal, cuando podría haber sido una heroína.
Sigue nuestro canal de WhatsApp
Recibe las noticias más importantes del día. Da click aquí