México apostó a una sola carta y ahora enfrentará las consecuencias
Por más de medio siglo, México se aferró a la idea de que EU siempre sería su principal cliente.

Por más de medio siglo, México se aferró a la idea de que EU siempre sería su principal cliente. La cercanía, el tamaño del mercado y acuerdos como el Tlcan y el T-MEC reforzaron esa idea. ¿Para qué diversificar si todo funcionaba? Pero ahora, el plan de Donald Trump de imponer un arancel del 25% a sus exportaciones lo pone en jaque. El 83% de estas exportaciones va a EU y la diversificación es ahora una urgencia.
Desde los años 60 México se especializó en vender barato a EU: Primero materias primas y productos agropecuarios, luego manufacturas. El Tlcan consolidó el modelo.
Durante su primer mandato Trump amenazó con aranceles, pero Peña Nieto y López Obrador y el sector empresarial exportador, cómodo con márgenes seguros y un mercado conocido, ignoraron sus advertencias.
La presidenta Claudia Sheinbaum ha insistido en la necesidad de diversificar mercados, pero lograrlo no es inmediato ni fácil. Ampliar exportaciones a Europa y Asia requiere infraestructura y estabilidad. México ya tiene una base legal para hacerlo: 14 tratados de libre comercio con 52 países, 30 acuerdos de protección recíproca de inversiones y nueve convenios vía Aladi. Falta aprovecharla.
El arancel del 25% implicará pérdidas de 120 mil millones de dólares en exportaciones, intensificará la incertidumbre sobre el T-MEC entre inversionistas y agravará los problemas fiscales del Gobierno ante la caída de ingresos. Incluso las proyecciones más optimistas advierten que el dólar podría superar los 22 pesos al entrar en vigor, lo que intensificará las presiones inflacionarias, erosionará el poder adquisitivo de millones de mexicanos y frenará el crecimiento económico.
A esto se suma otro error estratégico: depender en exceso de China para las importaciones.
En 2024, México importó bienes por más de 130 mil millones de dólares desde ese país, 13.6% más que en 2023, convirtiéndolo en su segundo socio comercial. Hoy, la industria mexicana depende de China, y también quienes venden productos chinos de contrabando en toda la república. Si Trump intensifica su guerra comercial con ese país, México quedará atrapado en medio.
Nuestro País podría aprovechar el “nearshoring”, pero eso depende de que Trump no imponga más restricciones.
Una estrategia realista de diversificación debería consolidar alianzas existentes, como con la Unión Europea, y facilitar cadenas logísticas en el Pacífico.
En el mediano plazo, la diversificación tomará años. México podría reducir su dependencia de EU a un 70% en una década y esto exige inversión y estabilidad. Si Trump endurece su postura, el futuro luce sombrío.
México apostó a una sola carta y ahora enfrentará las consecuencias. El reto de Claudia Sheinbaum no es sólo lidiar con Trump, sino reparar décadas de negligencia económica y comercial.
La historia enseña que los países que no diversifican terminan pagando un alto precio. México puede corregir el rumbo, pero eso exige tiempo, visión, estrategia y liderazgo firme. Porque si no decide ahora hacia dónde quiere ir, otros. Hoy Trump, ¿mañana Xi?, lo seguirán decidiendo por él.
Eduardo Ruiz-Healy
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