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Cinco de vacaciones

Mejor el fuego, de José Carlos Yrigoyen, es de lo mejor que he leído este año.

Genaro  Lozano

Genaro Lozano

Chetumal, Quintana Roo.- Las pausas vacacionales son siempre necesarias para recobrar la energía, planear al futuro y conocer algo nuevo. El Sureste mexicano es de los lugares menos explorados y más bellos del País. La imponente Calakmul se erige en medio de la segunda selva más grande del Continente Americano y a unos kilómetros de la Laguna de Bacalar, ambos destinos en espera de mayor turismo e ingresos para sus habitantes. Van cinco lecturas para esta temporada.

Mejor el fuego, de José Carlos Yrigoyen, es de lo mejor que he leído este año. El escritor peruano escribió un relato autobiográfico muy honesto y valiente en el que narra su infancia y adolescencia marcadas por una familia muy estricta, con bullying escolar y el silenciamiento de su identidad. En esta novela se confronta la masculinidad tóxica y se incomoda la hipocresía de la sociedad de Lima, con una potente crítica al conservadurismo latinoamericano, y un llamado a romper con los pasados y las herencias que oprimen. Su escritura, directa y reflexiva, abraza la vulnerabilidad como acto político. Yrigoyen también fue un admirador de Vargas Llosa como novelista y sus ensayos sobre él son lo dimensionan como el gran escritor que fue, pero lo critican como el pensador político de derecha que respaldó gobiernos como el de Fujimori.

Izquierda woke, de Susan Neiman. Leí este ensayito por su título y porque generó mucho ruido en los medios estadounidenses cuando fue publicado. Honestamente me imaginé una crítica más potente al llamado pensamiento progresista. La filósofa parte de una pregunta que me parece una trampa: ¿Qué pasa cuando los ideales de justicia se transforman en dogmas de identidad? Una trampa porque me parece que no son excluyentes el deseo de justicia y la identidad. Al contrario, pueden reforzarse como ocurre en muchos movimientos sociales contemporáneos. Neiman argumenta que la izquierda progre, tan denostada por Trump o Milei, ha renunciado al universalismo y a la utopía. Con ejemplos que van desde el movimiento por los derechos civiles hasta los debates actuales sobre cancelación, racismo y poder, Neiman hila una crítica que no parece una concesión al conservadurismo, pero que sí lo justifica. Merece ser leído como un llamado a repensar desde la izquierda porque dice mucho más que si título reduccionista.

Frida y Diego, de J.M.G. Le Clézio. El Nobel francés mezcla una especie de investigación biográfica, con ensayo, con novela en capítulos breves que retratan algunos episodios de la vida de la pareja y con ello fragmentos de la historia del México postrevolucionario. Tina Modotti, León Trotsky y André Breton aparecen como personajes secundarios en la historia de amor entre el elefante y la paloma, como la misma Frida se refería a Diego y a ella. En este breve relato hay una historia fuerte del amor entre los artistas, del desamor, los celos, las traiciones y los reencuentros entre ambos, así como del compromiso político de ella y el desapego de Diego respecto a sus ideales. Es un gran libro para empezar a conocer un poco de la intimidad de la pareja de artistas más famosa de México.

Inacabada, de Ariel Florencia Richards. Este año decidí leer más activa y curiosamente a autoras y autores trans porque creo que el desconocimiento en torno a las vidas trans es lo que genera la guerra política que va en su contra y porque pienso que tenemos una deuda pendiente con las personas trans. La novela de Ariel es una joya. Es el diálogo ficticio de Juana, una mujer trans que acaba de empezar su transición, con su madre. Una mezcla de reconciliación y duelo, Inacabada es un poderoso relato sobre la identidad.

La clase de griego, de Han Kang. Una mujer está perdiendo la capacidad de hablar como resultado del trauma de la pérdida de su hijo y se inscribe a clases de griego antiguo dictadas por un maestro que está perdiendo la capacidad de oír. Esta brevísima novela es una meditación sobre la fragilidad y la conexión humana, un bello relato sobre la empatía y la fragilidad. Es un buen libro para empezar a leer la obra de la premio Nobel de Literatura surcoreana.

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