La sí intervención
La presidenta Sheinbaum quiere convertirse a la distancia en la autoridad electoral de Ecuador y pone en duda el triunfo de Noboa, quien venció a Luisa González, la candidata del ex presidente izquierdista Rafael Correa, por 55.6% contra 44.4%, más de 11 puntos de diferencia. No es la primera vez, de hecho, que rompe la neutralidad en el proceso electoral ecuatoriano. En febrero expresó su apoyo a la candidata del correísmo.

El artículo 89 la Constitución da al Presidente de la República la facultad de dirigir la política exterior de México, pero no a discreción, sino sobre la base de ciertos principios normativos. Uno de ellos es “la no intervención”.
Es un principio que surge de una historia nacional marcada por intervenciones extranjeras, pero también por un compromiso ético expresado en su momento por el presidente Benito Juárez.
Ayer la presidenta Claudia Sheinbaum descartó ese principio. Ante el triunfo de Daniel Noboa en las elecciones presidenciales de Ecuador declaró:
“Nosotros no tenemos relaciones con Ecuador ni vamos a seguir teniendo relaciones con Ecuador mientras Noboa ejerza el cargo de Presidente, porque él fue el responsable de la invasión a la Embajada de México, a nuestra soberanía. Y además fue muy dudoso su triunfo”.
Sin duda Noboa cometió una falta importante al ordenar el ingreso de la fuerza pública a la Embajada de México en Quito el 5 de abril de 2024 para detener al ex vicepresidente Jorge Glas, condenado en un juicio por corrupción, pero a quien previamente México le había otorgado asilo político.
La irrupción fue una violación a la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas y a la Convención sobre Asilo Diplomático. El Gobierno mexicano tiene razón de haber roto relaciones con el Gobierno ecuatoriano.
La presidenta Sheinbaum, sin embargo, quiere convertirse a la distancia en la autoridad electoral de Ecuador y pone en duda el triunfo de Noboa, quien venció a Luisa González, la candidata del ex presidente izquierdista Rafael Correa, por 55.6% contra 44.4%, más de 11 puntos de diferencia. No es la primera vez, de hecho, que rompe la neutralidad en el proceso electoral ecuatoriano. En febrero expresó su apoyo a la candidata del correísmo.
Este 7 de abril reiteró: “Ya lo dije hace poco. Me van a criticar por decirlo, pero es tiempo de mujeres en México y en Ecuador también”. Sheinbaum ha utilizado uno de los argumentos de la candidata González para declarar como “dudoso” el resultado: “No hubo licencia de quien ganó la elección, entre comillas”.
Una norma ecuatoriana, efectivamente, establece que una autoridad que busque la reelección debe pedir licencia en la campaña. Noboa ha afirmado que este no es el caso ahora porque ganó una elección extraordinaria en 2023 para completar el periodo de Guillermo Lasso. La Corte Constitucional de Ecuador dio aval a esta interpretación.
Aun así, Noboa dejó el cargo de Presidente el 30 de marzo para la última parte de la campaña, aunque sin pedir licencia formal a una Asamblea Nacional dominada por los correístas. En 2009 el propio Rafael Correa defendió la posición de que no era necesario pedir licencia para hacer campaña.
A quien le toca juzgar esa elección “entre comillas” no es, empero, a la Presidenta de México, sino al Consejo Nacional Electoral y a los tribunales ecuatorianos, que de momento han declarado ganador a Noboa.
Las misiones electorales de la OEA y la Unión Europea señalaron problemas en el proceso: Se llevó a cabo en el marco de un estado de excepción, Noboa no pidió licencia y el Gobierno usó recursos públicos de manera indebida, pero las dos han considerado legítimo el triunfo de Noboa.
La presidenta Sheinbaum nunca vio problemas en las fraudulentas elecciones de Venezuela de 2024, en las que Nicolás Maduro fue declarado ganador sin haber mostrado nunca las actas electorales.
Hoy demuestra que su Gobierno ha abandonado el principio de no intervención.
DERECHOS
Jorge Castañeda, como canciller de Vicente Fox, abandonó la no intervención para defender los derechos humanos, otro de los principios de la política exterior plasmados en la Constitución. Los gobiernos de la 4T, sin embargo, no se han preocupado por la violación de derechos humanos en los gobiernos de sus aliados.