Claudia Sheinbaum y el funeral del Papa
...me parece equivocada la decisión de Claudia Sheinbaum de no asistir al funeral del Papa. So pretexto del laicismo republicano la Presidenta deja de representar a nuestro país en un evento de importancia universal.

DE POLÍTICA Y COSAS PEORES
El vehículo de aquel viajero, según estricta tradición, se descompuso en una noche tempestuosa en alejado sitio. También siguiendo la costumbre establecida el dueño de una granja le ofreció hospedaje en su casa, pero le advirtió que tendría que compartir la cama con su hija, y que esperaba se comportara como un caballero. Como todo un caballero se portó, en efecto, el visitante: Tan pronto la bella y voluptuosa joven apagó la luz el tipo se arrimó a ella con evidente intención lúbrica. La muchacha le dijo, enojada: “Deténgase, o llamo a mi papá”. Obedeció el excitado visitante, pero a poco repitió el arrime. Y ella, de nuevo: “Deténgase, o llamo a mi papá”. La tercera vez, sin embargo, ya no dijo nada. El viajero vio satisfecho su deseo en forma tan cumplida que la joven le pidió una repetición, y luego otra más. Exhausto y agotado ya el sujeto, ella le puso la mano en cierto sitio, deseosa de una cuarta demostración. Con feble voz le dijo él: “Deténgase, o llamo a su papá”. Saltillo, mi solar nativo, no es ciudad levítica. Quiero decir que en ella no se ven las manifestaciones públicas de religiosidad católica que en otras poblaciones se acostumbran. Posiblemente eso se debe a la raigambre liberal de la ciudad. El Presidente Juárez vivió en ella durante varios meses; ahí encontró refugio y hospitalidad cuando fue perseguido por Vidaurri. El paraninfo del Ateneo Fuente glorioso lleva el nombre del doctor Dionisio García Fuentes, en cuya tumba se lee una sola palabra: “Positivismo”. Otro insigne ateneísta, don Severiano García, llamado con cariño “El Chato”, le dijo al sacerdote que por instancias de la esposa del maestro acudió a administrarle la extremaunción en su lecho de agonía: “Lo recibo porque mi señora lo llamó, pero le pido que apresure el trámite, pues no soy dado a creer en cosas taumatúrgicas”. Esa tradición liberal -no jacobina- priva en Saltillo hasta la fecha. Obispo hubo recién llegado a la ciudad que manifestó su propósito de sacar de su nicho la imagen del Santo Cristo de la Capilla para llevarla en procesión por las calles desde la catedral hasta el lejano estadio, y celebrar ahí una misa multitudinaria. Enterado de eso me apersoné ante el dignatario, y en mi calidad de Cronista hice de su conocimiento que esa imagen, llegada a la ciudad en 1608, es extremadamente frágil, hecha como está con pasta de caña de maíz, y no debía ser expuesta a los numerosos riesgos derivados de una peregrinación como ésa. Le dije: “Usted viene de una ciudad en donde las procesiones se acostumbran. Aquí no se usan, y si algo le pasa a la imagen los saltillenses, católicos y no católicos por igual, jamás se lo perdonarán”. El jerarca desistió de su idea. Liberales somos, pues, los saltillenses, aunque a nuestro modo. Tengo un amigo que declara con toda seriedad: “Yo no creo en Dios, pero en el Santo Cristo sí”. Pues bien: Con todo ese liberalismo a cuestas me parece equivocada la decisión de Claudia Sheinbaum de no asistir al funeral del Papa. So pretexto del laicismo republicano la Presidenta deja de representar a nuestro país en un evento de importancia universal, y parece dar la espalda al pueblo al que gobierna, en su mayoría católico. Independientemente del pretérito imperfecto, la modernidad del mundo debería llevar a la mandataria a superar las pasadas diferencias religiosas y políticas habidas en nuestro país, por lo demás ya caducas y obsoletas, en aras de hacer un Gobierno incluyente, tolerante y de un sano y benéfico pragmatismo. En mi opinión, humilde a pesar mío, doña Claudia cometió un lamentable error que le restará popularidad en un vasto sector de población. FIN.
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