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Un futuro sin Trump

Hoy la atención del mundo y de los medios está puesta en Trump, en cuál es la ocurrencia del día, en cuál es su nuevo pleito...

Genaro  Lozano

Genaro Lozano

Donald Trump cumple hoy los primeros 100 días de su segundo mandato presidencial con múltiples frentes abiertos: Bajísima popularidad, malos indicadores económicos, cambios inminentes en su gabinete, con Harvard en su contra y con una guerra comercial global sin sentido. Pese a todo lo anterior, la oposición demócrata no había encontrado la forma de regresar al ruedo después de la debacle electoral del 2024, pero un senador de la generación X, una representante millenial y un representante baby boomer podrían estar uniendo fuerzas para rescatar al Partido Demócrata.

Cory Booker tiene 56 años, es senador por Nueva Jersey desde 2013, antes de eso fue alcalde de Newark durante siete años. Es afroamericano, muy atractivo y muy bien articulado. A principios de abril, el senador tomó la tribuna para pronunciar un discurso de protesta contra Trump. Su discurso rompió récord de duración, pues habló durante más de 25 horas y 5 minutos sin interrupciones y lo posicionó a nivel nacional como uno de los más duros críticos del Presidente republicano y como uno de los mayores defensores de los derechos progresistas. Booker buscó la candidatura presidencial de su partido en el 2020, pero la perdió ante Joe Biden. Hoy no hay duda de que el senador es un contrapeso a Trump y una de los relevos en liderazgos que la clase política estadounidense necesita. En una reciente entrevista radial para NPR, Booker habló sobre el fin de la política de los baby boomers, como Biden y Trump, y la llegada de una nueva generación de políticos como él, que tienen experiencia en asuntos de Gobierno, pero al mismo tiempo son “caras nuevas” para el electorado estadounidense, o por lo menos caras de este siglo.

En contraste, Bernie Sanders es un viejo conocido de la política estadounidense. A sus 83 años, Bernie ha sido senador, alcalde y representante. Entró a la política desde 1981 y era el favorito de los militantes demócratas más jóvenes en contienda interna para la candidatura presidencial demócrata. De hecho, la candidatura de Sanders jugó en contra de Hillary Clinton porque los demócratas no llegaron unidos contra Trump en 2016. Sanders volvió a buscar la candidatura presidencial, pero Biden se la ganó en 2020. Este 2025 el político de la generación Baby Boomer está llenando estadios con jóvenes que van a escucharlo junto a Alexandria Ocasio-Cortez , la estrella en ascenso del Partido Demócrata. Alexandria sí es de una generación nueva en la política estadounidense. Con sus 35 años, la latina pertenece a la generación Millenial que ha trabajado en bares para pagar sus estudios y apoyar a su madre, una trabajadora del hogar. Ocasio-Cortez y Sanders parecen rockstars juntos en su gira “Luchando contra la oligarquía” y están energizando a las bases demócratas que se habían desmoralizado con la derrota de Kamala Harris y el regreso de Trump.

Hoy la atención del mundo y de los medios está puesta en Trump, en cuál es la ocurrencia del día, en cuál es su nuevo pleito, en si ya se fue Elon Musk del Gobierno o en cualquiera de los errores de su equipo más cercano. Hay poco interés por ver lo que está sucediendo en la oposición y más allá del caos que ha generado el regreso del empresario al poder. Los demócratas estuvieron tres meses sin encontrar el modo para volver a hacerse visibles, pero la mancuerna de Alexandria y Bernie lo está logrando. El problema es que ambos son vistos como “demasiado radicales” para el electorado estadounidense, incluso como socialistas. De poco parece importar que Trump se hizo dos veces de la candidatura de su partido y de la Presidencia con la radicalidad de su discurso y de sus promesas. A la dupla demócrata hoy también se les fincan incoherencias, como viajar en aviones privados cuando critican al capitalismo y defienden el medio ambiente, mientras que a Booker lo ven como un Obama 2, pero demasiado moderado. El punto es que poco a poco se va tejiendo un futuro sin Trump y que la vitalidad democrática de EU siempre recuerda que todos los gobiernos son temporales. Eso es la esencia democrática.

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