Desperdicio de alimentos
Según el Programa de Acción de Recursos y Desperdicio (WRAP, por sus siglas en inglés) a nivel mundial se desperdician cada año y sin justificación mil 300 millones de toneladas de alimentos.
No tener agua, comida y techo son las peores desgracias materiales que la persona puede sufrir. Las dos primeras son incompatibles con la vida y ciertamente el hambre ha sido la más experimentada y estudiada a lo largo de la historia y mucho en la actualidad. Hoy, 800 millones de personas sufren hambre cotidiana en el mundo y esto va en ascenso; simplemente mencionar que de 2019 a 2020 se sumaron al hambre 118 millones de seres humanos. Ha sido uno de los problemas globales más complejos de entender y detener, y México no es la excepción, pues más de 28 millones de mexicanos viven en inseguridad alimentaria, situación que también es creciente, pues baste indicar que de 2018 a 2020 se sumaron 2.5 millones de mexicanos a este panorama. Dentro de los diversos factores que convergen en propiciar el hambre se ha identificado uno que resultaría paradójico en medio de esta hambre endémica: El desperdicio de alimentos. Según el Programa de Acción de Recursos y Desperdicio (WRAP, por sus siglas en inglés) a nivel mundial se desperdician cada año y sin justificación mil 300 millones de toneladas de alimentos, que es nada menos que la tercera parte de los alimentos producidos para consumo humano, y sobre esto la ONU ha revelado que el año pasado cerca de la quinta parte de los alimentos llegó al cesto de la basura de los hogares, restaurantes y otros establecimientos alimentarios a pesar de mantenerse aún en buenas condiciones. Estos alimentos habrían sido suficientes para reducir el hambre que sufrieron 700 millones de habitantes en 2019. Se estima que en nuestro País cada minuto se desperdician 42 toneladas de alimentos completamente aprovechables, sin incluir las partes de ordinario noaprovechables como, por ejemplo, la cáscara de plátano, cubiertas del coco, cascarón del huevo, etcétera. Considerando que en México de 2016 a 2020 aumentó de 8.7 a 10.8 millones de habitantes la población en pobreza extrema, tal desperdicio de alimentos empeoró las perspectivas de alimentación para los más pobres. La Oficina para Alimentos y Agricultura de la ONU (FAO, por sus siglas en inglés) indica que América Latina es responsable de la quinta parte del desperdicio mundial de alimentos que sucede entre el momento de su cosecha hasta que llegan al menudeo. Entre las estrategias para reducir el desperdicio de alimentos han surgido los bancos de alimentos de los que en México existe una red bajo la razón social de Bancos de Alimentos de México (BAMX) que es una iniciativa y organización de la sociedad civil (1999) hoy con 55 establecimientos a través de los que se recuperan y redistribuyen en paquetes alimentos completamente aprovechables a personas que viven en inseguridad alimentaria. Esta red hoy recupera más de 170 millones de kilogramos de alimentos para ser distribuidos entre dos millones de ciudadanos que viven en incertidumbre alimentaria. Iniciativas como BAMX y algunas internacionales, incluso las basadas en acuerdos voluntarios, hacen un papel extraordinario sin embargo la tarea no será razonablemente satisfecha mientras no se arraigue una sólida cultura de aprovechamiento alimentario que, así como la del ahorro del agua, se asimile muy bien desde el hogar y la escuela hasta que, pasando por los distribuidores mayoristas y minoristas, llegue y se plante muy bien en cada productor. ¿Puntos prácticos? No comprar comida de más, no servirse comida de más, acostumbrarse a los recalentados y nunca olvidar que donar comida es dar vida. Y, cuando de plano sobró algo y no se sabequé hacer, pues dárselo a los animales.
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