'Chema' cuenta con el antídoto
Rara vez hay quien se dirija a él como Carlos. Para todos es Chema o Chemita. Esto jamás le ha generado confusiones. “Me iban a poner José María, por mis bisabuelos. Por eso, desde que nací, todos me empezaron a decir Chema y se me quedó”, explica.
Cuando lo tocó la pasión por el boxeo tampoco hubo confusiones. “Desde los 6 años pensaba en pelear, me gustaba mucho y ayudó que todos mis hermanos boxeaban. Y claro que siempre, aunque uno vaya empezando, se piensa en llegar lejos, a un campeonato del mundo”. Lo dice ya con un camino andado, invicto en 22 combates.
Pero sabe que, pese a lo cercana que se encuentra la posibilidad del título mundial que lo convertiría en el primer boxeador nacido en Ensenada que lo consiga, tiene un par de desafíos de talla mundial.
Su objetivo primario tiene nombre: Konstantin Ponomarev, un peleador ruso, también invicto, ante quien peleará el 31 de octubre para ganar el derecho de medirse al campeón mundial Welter de la Federación Internacional de Boxeo (FIB), Errol Spence.
“Sí pienso en el campeonato del mundo. Sería el primer boxeador nacido en Ensenada que lo logre y eso siempre es motivo de entusiasmo”, admite. El ejemplo lo tuvo desde sus primeros años en el gimnasio de Rafael Guzmán, donde coincidió con el entonces campeón mundial mínimo de la FIB, Roberto “Mako” Leyva, sonorense radicado en Ensenada.
“Con ‘Mako’ compartí gimnasio cuando yo apenas era un niño. Todo el tiempo lo miraba para aprenderle. Tenía siete años y él estaba en la cúspide. Era emocionante saber que ahí estaba un campeón del mundo. Ahora los jovencitos me miran a mí y eso es una responsabilidad”.
Luego hubo otro campeón hecho en Ensenada pero nacido lejos, en el Estado de México: Iván “Choko” Hernández. “Está la posibilidad de pelear por el campeonato, pero falta mucho. Primero debo enfocarme en el ruso y ya después pensaría en Spence.
Es una división durísima (Welter), pero sé que puedo estar entre los mejores del mundo, enfrentarlos y ganarles”, confía. “Chema” Ocampo sostuvo más de 200 peleas amateur, lo que le aportó los cimientos sobre los que ha construido una sólida carrera en el profesionalismo.
“Todavía me falta para llegar a ser el boxeador que quiero, pero me siento motivado de que haya llegado la oportunidad en este momento. El ruso es fuerte y ejerce mucha presión. Siempre va hacia el frente y pega duro”.
Para contrarrestar las virtudes de Ponomarev, el boxeador dirigido por Rafael Guzmán planea potenciar su sello característico. “Soy contragolpeador pero sé manejar la distancia. Cuando hay que ir al frente, también sé boxear y creo que puedo acomodarme a la fuerza de Ponomarev”.
Admirador de Juan Manuel Márquez “porque nunca iba de favorito y su contragolpe lo sacaba contra los mejores del mundo”, el menor de la dinastía Ocampo no se preocupa por los pronósticos que pudieran inclinarse hacia su rival.
“Tenemos como diez semanas, un tiempo justo para llegar bien preparado. La semana pasada descansé y me sirvió, pero ya quería regresar”, dice, recién incorporado al gimnasio.
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