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El caballo tuerto que le dio las primeras dos medallas de oro a México en unos Juegos Olímpicos

La increíble historia de un equino que desafió las expectativas y se convirtió en el primer campeón olímpico de México.

El caballo tuerto que le dio las primeras dos medallas de oro a México en unos Juegos Olímpicos

Un caballo alazán tostado con un evidente defecto físico se convirtió en el protagonista de una hazaña que trascendió las fronteras. Arete, un equino nacido en Colotlán, Jalisco, y conocido por su ojo izquierdo nublado, no solo desafió los pronósticos de expertos y detractores, sino que también se convirtió en el primer caballo mexicano en conquistar la medalla de oro olímpica.

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Su historia, sin embargo, estuvo marcada por la discriminación y la adversidad. La condición de Arete, producto de un mal genético, lo convertía en un “inapto” para la alta competencia ecuestre. Incluso el presidente de México en aquel entonces, Miguel Alemán, desaprobó su participación en los Juegos Olímpicos de Londres 1948, argumentando que su discapacidad sería una vergüenza para el país.

No obstante, el teniente Humberto Mariles, jinete de Arete, confiaba plenamente en las capacidades de su equino. A pesar de las órdenes presidenciales y las dudas de muchos, Mariles decidió llevar a Arete a Europa. En Roma, la pareja demostró una compenetración y destreza que impresionaron incluso al Papa Pío XII.

Finalmente, en los Juegos Olímpicos de Londres, Mariles y Arete escribieron una página dorada en la historia del deporte mexicano. En una emocionante competencia, el binomio mexicano se alzó con la medalla de oro en salto individual y, posteriormente, en la prueba por equipos. La euforia nacional fue tal que el presidente Alemán tuvo que reconocer el extraordinario logro de ambos.

Lamentablemente, la vida de Arete se vio truncada de manera abrupta en 1952. Un accidente con otro caballo le provocó heridas mortales que obligaron a sacrificarlo. A pesar de su corta vida, el legado de Arete perdura hasta nuestros días como un símbolo de perseverancia, valentía y la importancia de creer en uno mismo, más allá de cualquier limitación física.

Fue sepultado con honores en el jardín del Centro Deportivo Olímpico Mexicano.

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