El día que Jim Abbott, pitcher sin una mano, lanzó juego sin hit ni carrera con los Yankees

El 4 de septiembre de 1993, el Yankee Stadium fue testigo de una de las hazañas más memorables en la historia del beisbol, un hecho que sigue resonando hasta hoy. En el montículo se encontraba Jim Abbott, un hombre cuya carrera desafió no solo las expectativas del deporte, sino también las limitaciones físicas. Abbott, nacido sin la mano derecha, no solo jugaba en las Grandes Ligas, sino que ese día entraría en los libros de historia con un logro asombroso, un juego sin hit ni carrera.

El desafío diario de Abbott

Desde su infancia, Abbott siempre había sido un ejemplo de resiliencia. Nacido con agenesia congénita, su falta de mano derecha nunca lo detuvo. Siendo niño, aprendió a adaptarse, desarrollando una técnica que le permitía lanzar la pelota con la mano izquierda y rápidamente cambiar el guante a esa misma mano para estar listo para recibir. Este asombroso manejo del guante fue clave para su éxito en el montículo, y esa tarde de septiembre, lo demostraría al más alto nivel.

El oponente: Los Cleveland Indians

Aquel día, Abbott se enfrentaba a los Cleveland Indians, un equipo plagado de bateadores superestrellas, como Carlos Baerga, Jim Thome, Kenny Lofton y Alberth Belle. La presión era inmensa, no solo porque estaba lanzando en uno de los escenarios más icónicos del beisbol, sino porque los Yankees estaban luchando por mantenerse en la contienda por los playoffs. Cada partido contaba, y Abbott sabía que tenía que estar en su mejor forma.

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Desde el primer lanzamiento, se sintió algo especial en el aire. Abbott no era un lanzador de poder, pero sabía cómo controlar el juego. Su bola rápida y slider confundían a los bateadores de Cleveland, quienes luchaban por hacer contacto. Inning tras inning, Abbott mantenía a los Indians sin hits, mientras la tensión en el estadio iba en aumento.

La octava y novena entrada: El clímax del drama

A medida que el juego avanzaba, el público en el Yankee Stadium comenzó a darse cuenta de lo que estaba ocurriendo. En la octava entrada, el silencio nervioso se apoderó del estadio. Cada lanzamiento era seguido por un mar de emociones, un susurro de expectación que se volvía rugido cuando Abbott lograba un out.

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La novena entrada fue de alto voltaje. Los Yankees ganaban 4-0, pero el verdadero interés no era la victoria del equipo, sino si Abbott podría terminar su hazaña. Con cada lanzamiento, el peso del momento crecía. El primer bateador fue eliminado con una rola de botes complicados por la intermedia, y el segundo con un elevado peligroso en la franja de advertencia. ¡Solo faltaba un out!

Cuando Carlos Baerga, la estrella de los Indians, se paró en el plato, los 57 mil espectadores presentes en el Yankee Stadium se pusieron de pie para apoyar a su pitcher. Abbott lanzó una bola rápida, y Baerga conectó un rodado por las paradas cortas, donde Randy Velarde tomó, cruzó a primera base y el Yankee Stadium explotó en celebración.

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Numeritos de Jim Abbott en el juego:

• I.P: 9.0
• H: 0
• C: 0
• CL: 0
• BB: 5
• SO: 3

Un legado para la historia

Jim Abbott había hecho lo impensable, lanzó un juego sin hit ni carrera, algo que muy pocos pitchers logran en su carrera, pero lo hizo con una sola mano. En un deporte donde las dos manos son esenciales, Abbott rompió esa barrera, demostrando que la habilidad, la determinación y el coraje pueden superar cualquier desafío físico.

Tras el juego, Abbott, siempre humilde, agradeció el apoyo de sus compañeros y los aficionados, pero no pudo evitar una sonrisa de satisfacción. Sabía que había hecho algo extraordinario, algo que sería recordado por generaciones.

Ese mismo año fue candidato a ganar el Cy Young de la Liga Americana, pero tras las votaciones, quedó en tercer lugar.

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Numeritos de Jim Abbott en su trayectoria en la MLB:

• T: 10
• J: 263
• G-P: 87-108
• PCLA: 4.25
• BB: 620
• SO: 888