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¡Goodbye! Entre lágrimas, aficionados se despiden de los Atléticos

Oakland se despidió de manera emotiva de los Atléticos, tras casi seis décadas de historia en la ciudad.

¡Goodbye! Entre lágrimas, aficionados se despiden de los Atléticos

Los Atléticos de Oakland pusieron fin a casi seis décadas de historia en la ciudad que los acogió, jugando su último partido en el emblemático Oakland Coliseum el pasado jueves. En un juego cargado de emoción y simbolismo, el equipo se despidió de su afición con una ajustada victoria 3-2 sobre los Rangers de Texas, culminando su ciclo en Oakland antes de mudarse a Las Vegas.

Este encuentro marca el fin de una era para los aficionados, quienes llenaron el estadio por última vez, haciendo vibrar el recinto con cánticos y protestas, mientras el equipo brindaba un espectáculo memorable.

Un adiós con estadio lleno

El Coliseo de Oakland, que en los últimos años no había visto grandes asistencias, se llenó hasta el tope para el último partido. Un total de 46,889 aficionados asistieron al encuentro, muchos de los cuales comenzaron a hacer fila desde ocho de la mañana para asegurarse un lugar.

La jornada comenzó con un tono emotivo cuando el exlanzador Barry Zito interpretó el himno nacional, seguido por los primeros lanzamientos ceremoniales realizados por las leyendas del equipo Dave Stewart y Rickey Henderson.

Entre los asistentes también se encontraban icónicos personajes de la cultura de los A’s, como Banjo Man (Stacy Samuels) y Krazy George, el animador que inventó la famosa “Ola” en este mismo estadio en 1979. Estos elementos ayudaron a crear un ambiente de nostalgia y celebración, pero también de protesta.

Desde las gradas resonaban los cánticos “Let’s go, Oakland” y “Sell the team” (Vende al equipo), en clara alusión a la frustración de los aficionados con el propietario John Fisher, quien en 2023 confirmó la futura mudanza del equipo a Las Vegas.

Un juego para el recuerdo

La octava entrada fue una de las más significativas, cuando los fanáticos entonaron “Take Me Out to the Ball Game” por última vez en el Coliseo, creando un momento de unión y emoción entre el equipo y su afición. En la novena, con el marcador 3-2 a favor de los A’s, el relevista Mason Miller cerró el juego sin contratiempos, dando paso a una explosión de euforia en el estadio.

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A pesar de algunas interrupciones en el campo, incluidos disturbios menores y una bomba de humo, el juego culminó de manera satisfactoria para Oakland.

“Esta victoria fue muy importante para nosotros”, declaró el mánager Mark Kotsay, visiblemente emocionado en la conferencia de prensa posterior al encuentro. Kotsay también dedicó unas palabras a los fanáticos tras el último out, agradeciéndoles por su apoyo a lo largo de los años y liderando un último grito de “Vamos, Oakland”.

El valor de los recuerdos

A lo largo de esta última serie, los aficionados buscaron llevarse un pedazo del estadio como recuerdo. Algunos recolectaron tierra del campo del Coliseo con la ayuda del personal de mantenimiento, mientras que otros aprovecharon para llevarse asientos y partes del estadio.

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Kotsay reveló que se llevaría las tres bases al final del juego, mientras que el jardinero Clay Wood comentó que guardaría las bases de la primera entrada como un recuerdo personal. Ya que las bases son cambiadas en el quinto inning de cada juego.

Es importante recordar lo que este estadio ha significado para todos nosotros”, afirmó Kotsay.

Uno de los momentos más emotivos de la jornada ocurrió cuando un aficionado mostró una pancarta con dos fotos: una de él en el primer partido de los Atléticos en el Coliseo en 1968, y otra en el presente, acompañada del texto:

Estuve aquí para el primer lanzamiento en 1968. Estoy aquí para el último lanzamiento en 2024”.

Un futuro incierto para los aficionados de Oakland

A pesar de la despedida festiva, las tensiones no faltaron. John Fisher, propietario del equipo desde 2005, emitió un comunicado a principios de la semana, afirmando que la franquicia “hizo lo mejor que pudo” para mantener a los Atléticos en Oakland. Sin embargo, sus palabras fueron recibidas con escepticismo y enojo por parte de los fanáticos, quienes han manifestado su descontento con la forma en que se manejó la situación.

Los jugadores y el cuerpo técnico fueron advertidos por Fisher de abandonar el estadio rápidamente después del partido, temiendo que los aficionados reaccionaran de forma negativa. Sin embargo, Kotsay decidió quedarse para dirigir unas palabras a la multitud.

Todos debemos rendir homenaje a este increíble estadio que hemos tenido el privilegio de disfrutar durante 56 años”, dijo antes de dar un último agradecimiento a los seguidores.

Con la mudanza a Las Vegas prevista para 2028, primero a Sacramento en 2025, la incertidumbre sobre el futuro de los Atléticos y el legado que dejan en Oakland queda en el aire. Aun así, el cariño de los aficionados perdurará. Como lo demostró la vibrante despedida en el Coliseo, Oakland siempre será una parte fundamental de la historia del béisbol y de los Atléticos.

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