Exfutbolista ruso muere en combate durante la guerra en Ucrania

El exfutbolista ruso Alexey Bugáev, quien formó parte de la Selección Nacional de Rusia en la Eurocopa 2004, falleció en combate en la guerra en Ucrania. La noticia fue confirmada por su padre, Iván Bugáev, al portal deportivo Sport24.

“Lamentablemente la noticia de la muerte de Alexéi es verdad. Ocurrió hoy”, declaró el señor Bugáev, quien no dio detalles sobre las circunstancias de su deceso.

Bugáev, de 43 años, estaba alistado en el ejército ruso tras haber sido reclutado desde una prisión donde cumplía una condena de nueve años y medio por tráfico de drogas.

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Un exfutbolista en el frente

Bugáev, quien se retiró del futbol profesional en 2010, tuvo una destacada carrera en clubes rusos como el Torpedo Moscú, Tom, Khimki, Krasnodar y Lokomotiv Moscú, con el que conquistó la Supercopa de Rusia.

También jugó siete partidos con la selección rusa, enfrentando a equipos como la Portugal de Cristiano Ronaldo en la Eurocopa 2004 y participando en las eliminatorias rumbo al Mundial 2006.

Sin embargo, su vida dio un giro drástico en octubre de 2023, cuando fue detenido en Sochi con 500 gramos de mefedrona, un caso que lo llevó a la cárcel.

Sus abogados denunciaron irregularidades en el proceso, señalando que las pruebas fueron falsificadas por la policía, quien presuntamente buscaba extorsionarlo con 3 millones de rublos (unos 30 mil dólares). La Fiscalía rusa desestimó estas acusaciones.

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Reclutamiento desde las prisiones

Bugáev fue uno de los numerosos prisioneros reclutados por el ejército ruso bajo una legislación que permite a los condenados firmar contratos militares. Según las leyes rusas, quienes combatan en Ucrania podrían obtener un indulto dependiendo de sus méritos en el campo de batalla.

Esta estrategia ha sido ampliamente criticada. Expertos de la ONU advirtieron que el reclutamiento de presidiarios podría constituir un crimen de guerra, especialmente en prisiones situadas en territorios ucranianos ocupados.

El alistamiento de Bugáev ocurrió en un contexto en el que el presidente ruso, Vladímir Putin, se resiste a anunciar una nueva movilización de reservistas, después de que la convocatoria de 2022 generara un éxodo masivo de ciudadanos al extranjero.

A pesar de ello, la invasión ucraniana en la región de Kursk en agosto de este año impulsó a Putin a elevar a 1.5 millones el número de soldados en el ejército ruso.