Olinia, el auto eléctrico de Claudia Sheinbaum: Riesgos y beneficios del ambicioso proyecto presidencial
El proyecto Olinia, anunciado por la presidenta Claudia Sheinbaum, busca desarrollar un vehículo eléctrico (VE) completamente mexicano, diseñado para ser compacto y asequible.
México ha consolidado su posición como una de las potencias automovilísticas más grandes del mundo, con exportaciones anuales cercanas a los 200 mil millones de dólares en vehículos y productos relacionados, de acuerdo con Bloomberg. El país produce modelos tecnológicamente avanzados como el Audi Q5 y el Mustang Mach-E, destacando su capacidad industrial. Sin embargo, a pesar de esta sólida base manufacturera, México carece de una empresa automovilística nacional de relevancia.
Esta anomalía histórica, según el diario Reforma, tiene sus raíces en el desarrollo del sector automotriz por parte de empresas internacionales, que vieron en México una plataforma de ensamblaje ideal debido a su cercanía con Estados Unidos y su mano de obra calificada. Esto ha dejado al país sin una marca nacional fuerte en la industria automovilística, a diferencia de otros sectores donde México ha creado empresas globales en cerveza, cemento y agua mineral.
El proyecto Olinia: Una iniciativa presidencial
Ante este escenario, Claudia Sheinbaum, en sus primeras horas como presidenta de México, anunció un ambicioso proyecto: el desarrollo de un vehículo eléctrico (VE) diseñado y ensamblado en el país, bajo el nombre de “Olinia”, que en náhuatl significa “moverse”. Esta iniciativa busca reducir la dependencia de importaciones y promover la creación de empleos al articular cadenas de suministro locales. Según Sheinbaum, el objetivo es un vehículo compacto y asequible, inspirado en modelos desarrollados en mercados emergentes como China e India, pero con un diseño propio mexicano.
Beneficios potenciales del proyecto Olinia
El desarrollo de Olinia podría traer importantes beneficios para México, especialmente en términos de fortalecimiento de su ecosistema científico e industrial. El país cuenta con una sólida base de ingenieros y universidades de primer nivel, lo que podría facilitar el desarrollo de tecnología automotriz de vanguardia. Además, México está integrado en las cadenas de suministro norteamericanas a través del acuerdo comercial T-MEC, lo que abre oportunidades para el acceso a proveedores y tecnologías avanzadas.
En términos de contexto global, la industria automovilística atraviesa una transformación con la transición hacia los vehículos eléctricos. Este momento de disrupción podría ser ideal para que México incursione en el nicho de vehículos eléctricos asequibles para transporte urbano, lo que podría ayudar a reducir la contaminación en las grandes ciudades. Jorge de Jesús Lozoya-Santos, profesor investigador del Tecnológico de Monterrey, sugiere que esta iniciativa podría consolidar a México como un polo de innovación tecnológica, creando soberanía tanto tecnológica como económica.
Los retos del proyecto
A pesar de las oportunidades, el proyecto enfrenta serios retos. En primer lugar, desarrollar un vehículo eléctrico desde cero requiere importantes recursos financieros, algo complicado para un gobierno que enfrenta múltiples demandas en otras áreas críticas, como educación, salud y seguridad. El déficit fiscal de México está en su punto más alto desde la década de los ochenta, y Sheinbaum se ha comprometido a no aumentar los impuestos, lo que limita aún más la disponibilidad de fondos, indica Reforma.
Además, Olinia no es el único proyecto ambicioso en la agenda de Sheinbaum. La presidenta ha propuesto la construcción de 3,000 kilómetros de vías férreas, la creación de 100 parques industriales, un millón de nuevas viviendas, y la expansión de una aerolínea nacional. Estas iniciativas reflejan una profunda intervención estatal en sectores estratégicos, con un enfoque similar al de la economista Mariana Mazzucato, quien sostiene que el sector público debe desempeñar un papel protagónico en el fomento de la innovación.
Sin embargo, el riesgo de intentar abarcar demasiados proyectos a la vez es desviar recursos y atención de áreas prioritarias, como la mejora del Estado de derecho y la promoción de la competencia económica. Además, los costos financieros de estos proyectos pueden ser muy altos, y México ya ha tenido experiencias problemáticas con grandes obras públicas, como el Tren Maya y la refinería Dos Bocas, que superaron ampliamente sus presupuestos iniciales, menciona el diario mexicano.
El reto de la competencia
Otra barrera para el éxito de Olinia es la competencia en el mercado de vehículos eléctricos. Empresas chinas como BYD ya han introducido vehículos eléctricos asequibles en México, con precios que comienzan en 358 mil 800 pesos. Para que Olinia tenga éxito, deberá ofrecer un vehículo más económico y competitivo, algo difícil de lograr sin una producción a gran escala y sin el respaldo adecuado del gobierno.
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México ya cuenta con startups automovilísticas, como Zacua, que desde 2017 ha intentado desarrollar autos eléctricos nacionales. Sin embargo, según Nazareth Black, fundador de Zacua, competir con los gigantes de la industria automovilística china es prácticamente imposible sin apoyo gubernamental sustancial. Si el gobierno mexicano no logra equilibrar adecuadamente sus esfuerzos en innovación automotriz con las necesidades del mercado, Olinia podría convertirse en otro proyecto fallido.
El proyecto Olinia
El proyecto Olinia tiene el potencial de transformar la industria automovilística mexicana y consolidar al país como un líder en innovación tecnológica. Sin embargo, los riesgos son considerables. Para tener éxito, el gobierno de Sheinbaum deberá asegurarse de que este proyecto esté alineado con las necesidades reales del mercado y que se ejecute con una estrategia clara y enfocada. Además, será crucial garantizar que los recursos públicos se asignen de manera eficiente, evitando que Olinia se convierta en un proyecto de vanidad más, que termine siendo sobrepresupuestado y mal concebido, señala Reforma.
“México podría convertirse en un referente en movilidad eléctrica en América Latina, pero solo si se toman las decisiones correctas en términos de inversión, infraestructura y colaboración con el sector privado", indica.