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Boicot a productos de EEUU en respuesta a los aranceles de Donald Trump: La gente le pone su propia tarifa dejando de comprar

En respuesta a los aranceles impuestos por Donald Trump, conocidos como los “Liberation Day Tariffs”, se ha desatado una ola de boicots a productos estadounidenses en todo el mundo.

Boicot a productos de EEUU en respuesta a los aranceles de Donald Trump: La gente le pone su propia tarifa dejando de comprar

WASHINGTON.-En respuesta a la política arancelaria implementada por el expresidente y ahora nuevamente presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se ha desatado una ola de boicots a productos estadounidenses alrededor del mundo. Esta campaña ciudadana refleja el descontento de los consumidores frente a las medidas proteccionistas que han afectado economías aliadas como la Unión Europea (UE), Canadá y otros países. El fenómeno no solo responde a los efectos económicos directos de los aranceles, sino que también tiene un fuerte componente político y emocional.

Los “Liberation Day Tariffs” de Trump

El 2 de abril, Donald Trump anunció la imposición de un arancel del 10% sobre todas las importaciones hacia EEUU, una medida conocida como los “Liberation Day Tariffs”. Posteriormente, el 9 de abril, se introdujo un arancel recíproco del 12% para ciertos países seleccionados. Sin embargo, horas después, Trump anunció una pausa de 90 días y redujo la mayoría de los aranceles al 10%, excepto para China, que enfrenta aranceles del 125%. Este movimiento fue descrito como una respuesta al “falta de respeto” de China hacia los mercados globales.

Aunque algunos de los aranceles más duros fueron temporalmente suspendidos, las repercusiones ya se sienten en las relaciones comerciales internacionales y han generado una respuesta contundente de los consumidores.

La reacción global: Campañas de boicot

Los consumidores en países tradicionalmente aliados de EEUU, como Canadá y Europa, han organizado campañas masivas para evitar productos hechos en Estados Unidos. Estas iniciativas buscan presionar al gobierno de Trump para revertir sus políticas arancelarias.

Europa: Movimientos organizados

En Europa, las redes sociales han sido cruciales para organizar boicots. Por ejemplo:

  • En Suecia, el grupo de Facebook “Bojkotta varor fran USA” (“Boicotear productos de EEUU”) cuenta con casi 86,000 miembros. Utilizan la plataforma, pese a ser estadounidense, argumentando que es “el mejor arma”.
  • En Francia, el grupo “BOYCOTT USA: Achetez Francais et Europeen!” (“¡Boicotear EEUU: Compre francés y europeo!”) reúne a cerca de 30,000 personas.
  • En Alemania, según una encuesta de Civey, el 64% de los alemanes prefiere evitar productos estadounidenses si es posible, y una mayoría afirma que las políticas de Trump ya están influyendo en sus decisiones de compra.

Además, movimientos en línea han llevado a acciones simbólicas, como voltear productos estadounidenses en los estantes de tiendas para disuadir a otros compradores. Empresas como el gigante minorista danés Salling Group han comenzado a etiquetar productos europeos con una estrella negra, facilitando a los consumidores identificar alternativas locales.

Canadá: Patriotismo y apoyo local

En Canadá, donde Trump impuso un arancel del 25% sobre acero, aluminio, automóviles y otros bienes , el sentimiento anti-Trump ha alcanzado niveles récord. Esto se ha traducido en un aumento del patriotismo económico, con campañas como “Buy Canadian” ganando popularidad.

Aplicaciones como Maple Scan y sitios web como Made in CA ayudan a los canadienses a identificar productos fabricados localmente. Maple Scan, en particular, se ha convertido en una de las aplicaciones más descargadas en Canadá. Algunas provincias, incluidas Ontario y Columbia Británica, han dejado de vender productos estadounidenses en tiendas estatales, como bourbon y vinos.

Un ejemplo destacado es la decisión del premier de Ontario, Doug Ford, de cancelar un contrato de $100 millones con Starlink , propiedad de Elon Musk, argumentando que Ontario no hará negocios con quienes intentan “destruir nuestra economía”.

Impacto en marcas emblemáticas

Una de las marcas más afectadas ha sido Tesla , dirigida por Elon Musk, quien es un cercano aliado de Trump. Las ventas de Tesla han caído drásticamente, especialmente en Europa, donde los consumidores han organizado protestas, incluida la quema de vehículos nuevos. Desde enero, el precio de las acciones de Tesla ha disminuido en un 40% , y las ventas globales cayeron un 13% en el primer trimestre de 2025.

Mientras tanto, empresas locales como Volkswagen han capitalizado este descontento, liderando las ventas de vehículos eléctricos en Europa.

Consecuencias económicas y políticas

El boicot a productos estadounidenses no solo afecta a empresas individuales, sino que también plantea desafíos más amplios para la economía global. Ejecutivos de empresas multinacionales, como Takeshi Niinami de Suntory Holdings (propietaria de Jim Beam), advierten que los productos estadounidenses podrían enfrentar resistencia en mercados internacionales debido a una combinación de aranceles y emociones negativas hacia EEUU.

Sin embargo, realizar un boicot total es complicado debido a la interconexión de las economías globales. Muchas marcas aparentemente locales son propiedad de compañías estadounidenses. Por ejemplo:

  • En el Reino Unido, marcas icónicas como Cadbury, Waterstones y Boots son propiedad de empresas estadounidenses.
  • Incluso cuando los consumidores evitan productos estadounidenses, es probable que utilicen servicios financieros como Visa, Mastercard o Apple Pay, lo que redirige parte del dinero a EEUU.

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¿Funcionan los Boicots?

Históricamente, los boicots han demostrado tener un impacto significativo. Por ejemplo, en la década de 1990, un boicot contra productos franceses, especialmente vinos, contribuyó a que Francia abandonara sus pruebas nucleares en el Pacífico. Este caso ilustra cómo las acciones de los consumidores pueden influir en decisiones políticas.

En el contexto actual, los boicots actúan como una forma de presión indirecta sobre el gobierno de Trump. Aunque lograr un cambio político directo puede ser difícil, estas campañas envían un mensaje claro sobre el descontento global con las políticas arancelarias de EEUU.

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