Obra de teatro cuestiona en el Cecut los roles asignados a la masculinidad
En “Prohibido sentarse como señorita”, la compañía Teatro en el Incendio cuestiona los patrones de conducta de lo que se considera ser hombre, según el consenso social.
La denuncia contra patrones de conducta violenta y prejuicios muy arraigados, compartidos por muchos, está latente en “Prohibido sentarse como señorita”, obra de teatro que cuestiona el concepto de masculinidad en la sociedad mexicana, presentada en días recientes en el Centro Cultural Tijuana, organismo de la Secretaría de Cultura federal.
Dirigida por Gilberto Corrales, la puesta en escena plantea una reflexión sobre las consecuencias de la construcción del ser hombre en la sociedad mexicana a través de simbolismos, metáforas y anécdotas narradas por los personajes, interpretados por un elenco preparado en el Laboratorio en Movimiento de la compañía Teatro en el Incendio.
En “Prohibido sentarse como señorita”, un grupo de personajes busca validar su hombría a través de situaciones que deben superar y realizando acciones que les disgustan, ya que, en la cultura mexicana, como en muchas otras, la masculinidad está sujeta a varios paradigmas impuestos desde tiempos inmemoriales.
Desde el inicio de la obra, los espectadores podían apreciar en el escenario una serie de anillas colgando por todo el espacio teatral, que hacían referencia a la gimnasia olímpica, mientras que enfrente de los protagonistas se ubicaba un podio, en clara alusión a la competitividad, rasgo de la conducta con la que comúnmente se asocia a los hombres.
Al establecer un patrón de conducta sobre cómo debe ser y comportarse un hombre, la sociedad termina estableciendo ciertos condicionamientos y dibujando un “rol masculino” que, según plantea la obra, debe descartar la manifestación libre de los sentimientos y limitar las emociones de cada persona.
El tradicional atuendo de traje y corbata, impuesto por consenso social a la masculinidad, ha sido cortado por la mitad y el pantalón se ha sustituido por una falda con la que aparecen ataviados los actores-bailarines Francisco Herrejón, Carlos González, Raúl Osuna, Efraín Márquez, Leo Aldair Huerta, José Rochín y Racso Sami Cabrera, en esta propuesta escénica de Gilberto Corrales.
El código de vestimenta envía el mensaje de la vulnerabilidad que anida en cada uno de los histriones, quienes además ejecutan las coreografías diseñadas por Briseida López para esbozar la denuncia contra los esquemas que dicta la sociedad, al tiempo que cada personaje cuenta historias relacionadas con las actividades que sus familias los obligaban a realizar con el argumento inapelable de que “es lo que debe hacer un hombre”.
Conforme avanzaban los relatos, los personajes que deben probar su hombría comienzan a transformarse en sujetos completamente distintos a aquello que describieron al inicio de la obra como la conducta ideal, para llegar a un punto en que la aceptación de los roles impuestos, la medalla a la hombría que otorga la sociedad, reclama un elevado costo emocional.
“Prohibido sentarse como señorita” denuncia no solo los roles que se imponen al género masculino, sino sobre todo la violencia contra la mujer o los infantes, que es su contraparte, e incita a la reflexión sobre los métodos de crianza y las formas con que tratamos a los demás, todo lo cual, según plantea el director de escena, “es importante que sea reevaluado para ir incorporando la empatía a nuestra forma de tratar a todos los seres humanos”.
Para conocer el resto de las actividades puede consultar los portales www.cecut.gob.mx, www.mexicoescultura.com o en www.facebook.com/cecut.mx