Paola Rojas rompe en llanto en 'Netas Divinas'

CIUDAD DE MÉXICO.- Paola Rojas es una de las mujeres más independientes, seguras y guapas del medio del espectáculo, ha logrado tener una larga trayectoria en la conducción y se ha convertido en una de las favoritas por parte del público.

Hace unos días durante el programa de ‘Netas Divinas', Paola se sinceró con sus compañeras e invitados y reveló, que durante todos estos años ha dado una imagen de que es un mujer fuerte, porque ha intentado hacerle ver a las mujeres sean poderosas, fuertes y autónomas.

Pero la conductora admitió que dentro de todo esto que ha proyectado ha formado parte de una protección, ante muchas cosas que ella tiene emocionalmente, pero ha sido este tipo de situación que le impide poderse mostrar vulnerable.

La coach Karla Lara le recomendó que quizá ese tipo de actitud la desarrolló en algún momento importante de su vida y como la llego a proteger, es por eso que lo repite, pero necesariamente implica que se deba quedar en esa posición.

Yo no quiero ser esclava, Paola la mujer que sufre y llora le cuesta hablar, no quiero ser esclava de Paola el personaje fuerte, no quiere” comentó la conductora.

Además Rojas agregó que tuvieron que pasar 44 años para que pudiera entender que le hecho de mostrarse siempre fuerte es un signo de debilidad, porque es imposible mantenerte con esa actitud.

Por su parte Daniela Magún le comentó que al escucharla solamente quiere abrazarla y reconoció que se encuentra en punto en el que otras quisieran encontrar, que es la estabilidad ser una mujer fuerte y vulnerable a la par.

Paola Rojas hace llorar a Consuelo Duval

La amistad de ambas conductoras han superado la pantalla y es que recientemente, Dulva revelo que su compañera la hizo llorar por un conmovedor motivo, porque le dio la oportunidad de que se convirtieran en comadres.

Consuelo le dedicó unas palabras a la periodista por dejarla ser parte de un momento tan importante con sus hijos, la conductora reveló que lloro y hasta le dolía la garganta por el nudo que se le hacia al ver a los dos niños frente a Dios.