¡Hey Arnold! seis aprendizajes de vida que nos dejó la caricatura de Nickelodeon
¡Hey Arnold! cumple hoy 25 años desde su primera transmisión en televisión, es por ello que recordamos 5 enseñanzas de la exitosa serie animada de Nickelodeon.
CIUDAD DE MÉXICO.- ¡Hey Arnold! es una serie animada creada por Craig Barlett, en 1988 y que marcó a miles de niños (hoy adultos) desde su primer transmisión en televisión el 7 de octubre de 1996.
La serie animada trajó a un grupo de bien conocidos personajes, como son: Helga G. Pataki, Gerald Johansen, "Steely" Phil y Gertie "Pookie" y Harold, entre otros. Las historia sigue a Arnold, un niño de 9 años, que vive con sus abuelos, y en cada capitulo cuenta las aventuras que vive al lado de sus amigos y familia.
Para muchos, la icónica caricatura fue la mejor de los años 90, siendo parte importante de su formación como personas, ya que cada capítulo a pesar de durar solo 11 minutos, dejaba una lección importante en sus espectadores.
Seis aprendizajes de vida de Hey Arnold
El amor es complicado
Helga G. Pataki es un claro ejemplo de lo que no se debe hacer cuando alguien te gusta. Sin embargo, a pesar a molestar todo el día a Arnold, a quien llama "cabeza de balón", la chica tiene oculto un altar de Arnold hecho de chicles de él, algo que parece un tanto obsesivo; sin embargo, resalta lo mejor de ella pues siempre trata de ayudarlo sin que él se de cuenta y todo gracias a su amor por el popular chico.
Mantenerse positivo
En todos los episodios Arnold siempre está intentando hacer cosas para ayudar a los demás; sin embargo, no siempre logra arreglar el mundo. Aun así, el chico no se desanima y mantiene su actitud positiva, procurando ver lo mejor de las personas que lo rodean.
Los amigos son importantes
Gerald, el mejor amigo de Arnold, siempre está ahí para él, con alguna buena historia urbana y para ayudarlo cuando las cosas no salen del todo bien o si no ha tenido un día fácil ante las realidades de la vida.
La familia
Arnold vive con sus abuelos en una casa-pensión. Muchas de las moralejas que la serie le da a sus espectadores es gracias a los abuelos del personaje principal. Desde no creer en las supersticiones hasta aceptar a las personas por más diferentes que puedan llegar a ser, como uno que otro de los huéspedes que llegan a quedarse en su edificio. Incluso a uno de ellos, le han perdonado la renta en más de una ocasión por su desempleo.
Valorar a quienes nos importan
La amistad entre Phoebe y Helga es un tanto complicada, en especial por el carácter demandante de Helga. Sin embargo, cuando algo malo le pasa a Phoebe, Helga siempre está ahí para ayudarla y cada vez aprende a valorarla más.
Alejarnos de quien nos daña
La caricatura se caracterizó por retratar algunos problemas sociales, que incluso hasta la fecha se viven, como el Bullying, los estereotipos e incluso las adicciones. En uno de los capítulos se cuenta la historia de un niño que es dependiente al chocolate y tiene que recurrir a Arnold para que le ayude a alejarse de él, su adicción es tan grande que si no tiene dicha comida, la busca en los basureros e incluso sufre una especie de síndrome de abstinencia. En realidad el capítulo es una metáfora para la drogadicción y que la serie lo relata a la perfección .
La serie también muestra un capitulo en el que una de las amigas de Arnold tiene que usar anteojos, pero ante las señas de miopia de la chica, la mamá de la misma se siente avergonzada de que su hija tenga que usar lentes.
En cuanto a la representación del Bullying está Harold, que de vez en cuando suele molestar a los niños que son más chicos que él, en cuanto a edad y tamaño. Pero Arnold siempre logra convencerlos de ser un poco más amable con los demás.