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‘Furiosa: A Mad Max Saga’ habría sido hecha con el dinero del fondo público de Australia

Tras el estreno de ‘Furiosa’ algunos estudios aseguran que la película fue hecha con dinero proveniente de fondos públicos.

Los contribuyentes australianos están expresando preocupación sobre la financiación asignada a la producción de ‘Furiosa: A Mad Max Saga’, que se ha convertido en la película más cara jamás realizada en Australia. Amanda Lotz, profesora de la Universidad de Tecnología de Queensland, destaca que una parte significativa del presupuesto de la película, que asciende a $333.2 millones de dólares australianos probablemente provino de fondos públicos.

Específicamente, se cree que Screen NSW y el programa de compensación para productores del gobierno federal contribuyeron con cantidades sustanciales, aunque las cifras exactas se mantienen confidenciales.

El debate se centra en si tal apoyo financiero considerable para una sola película representa un uso prudente de los fondos públicos. Los críticos argumentan que, aunque históricamente las subvenciones cinematográficas tenían como objetivo fomentar una industria local y atraer producciones internacionales para beneficios económicos, los reembolsos ilimitados pueden implicar un gasto excesivo.

¿Qué consecuencias implica este gasto?

La asignación inicial de $540 millones dólares australianos para reembolsos, destinada hasta 2027, se agotó en 2023, lo que plantea preocupaciones sobre la sostenibilidad y supervisión de futuras asignaciones.

Además, los defensores de las subvenciones culturales temen que un enfoque no restringido en producciones internacionales socave el objetivo original de mostrar historias y talento australianos. Argumentan que tales políticas priorizan ganancias temporales de empleo sobre inversiones culturales y económicas a largo plazo que podrían beneficiar de manera más efectiva a las comunidades locales.

Expertos aseguran que la cultura local se encuentra en riesgo

El impulso para expandir los reembolsos refleja tensiones más amplias dentro de la formulación de políticas australianas, donde los incentivos económicos compiten con los objetivos de preservación cultural. Los críticos advierten que aunque los incentivos de la industria cinematográfica pueden atraer empleo y inversiones en infraestructura temporales, no necesariamente se traducen en un crecimiento económico sostenido o desarrollo comunitario.

A medida que los legisladores se preparan para revisar las propuestas de expansión de los reembolsos cinematográficos, el debate en curso subraya la necesidad de un análisis riguroso e independiente para determinar si los incentivos financiados por los contribuyentes para conglomerados mediáticos globales realmente ofrecen retornos óptimos. Los defensores de inversiones públicas más diversificadas sugieren que financiar infraestructura comunitaria y apoyar a artistas locales emergentes podría ofrecer beneficios más sostenibles para la sociedad australiana.

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