Vicente Fernández | Los orígenes del Charro de Huentitán y cómo consiguió el éxito
Ha ganado dos premios Grammy, ocho premios Grammy Latinos, catorce premios Lo Nuestro y una estrella en el paseo de la fama de Hollywood.
CIUDAD DE MÉXICO.-Vicente Fernández es uno de los cantantes de mariachi más populares de México.
Nació en Huentitán El Alto, Jalisco, un 17 de febrero de 1940. Tiene 81 años.
Es hijo del ranchero Ramón Fernández y la ama de casa Paula Gómez de Fernández. Con tan sólo seis años de edad empezó a soñar en una carrera como cantante.
Ha ganado dos premios Grammy, ocho premios Grammy Latinos, catorce premios Lo Nuestro y una estrella en el paseo de la fama de Hollywood.
En el año 2010 se dio a conocer que ha vendido más de 75 millones de discos en todo el mundo.
A la edad de 14 años, en el año de 1954, ganó un concurso de canto de ahí comenzó a presentarse en bares y restaurantes.
Mientras cantaba también vendía lechuguillas de agave hechas en casa.
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A principios de 1963, su madre murió de cáncer a los 47 años de edad. Posteriormente –ese mismo año, el 27 de diciembre– se casó con María del Refugio “Cuquita” Abarca Villaseñor, su vecina de Guadalajara. Pronto la pareja tendría cuatro hijos: Vicente, Gerardo, Alejandro y Alejandra.
De acuerdo a su página web, en el intento por hacer que su carrera avanzara, Fernández –con 24 años de edad– se unió con algunos de los grupos de mariachi más conocidos de México, como el Mariachi Amanecer de Pepe Mendoza, y el Mariachi de José Luís Aguilar (Felipe Arriaga), para seguir cantando en restaurantes.
A través de estos grupos que se hizo amigo de Felipe Arriaga. Por ese entonces actuaba regularmente en el programa de radio, de música de mariachi, ‘Amanecer Tapatío’. Arriaga y otros influyentes amigos lo animaron a mudarse a la Ciudad de México.
Don Vicente en sus inicios siempre era rechazado de las disqueras, sin embargo, nunca se rindió.
Eventualmente Fernández pudo meter un pie en la XEX, la estación número 1 de México. A través de la XEX pudo llegar a audiencias más grandes y empezar a construir fama local.
El salto a la fama de Vicente Fernández
El 19 de abril de 1966, Javier Solís, el cantante ranchero más popular en México, murió de complicaciones de una operación en la vesícula.
Era la tercera vez en trece años que México perdía un héroe nacional.
Pero ocho días después de la muerte de Solís, las cosas cambiaron para Vicente Fernández y muchas de las mismas compañías discográficas que lo habían rechazado sólo unos meses antes, lo empezaron a llamar.
Fue en el verano de 1966 cuando Fernández firmó su contrato con CBS México (hoy SONY MUSIC) grabando sus primeros hits: “Tu Camino y El Mío”, “Perdóname” y “Cantina del Barrio”.
Fernández había comenzado su camino. Siguieron una serie de álbumes con ventas importantes, incluyendo “Soy de Abajo”, “Ni en Defensa Propia” y “Palabra de Rey”.
Su incursión en el cine
Vicente tuvo una incursión muy importante en el cine, en 1971.
Apareció en su primera producción mexicana, “Uno y Medio Contra el Mundo”.
Tres años después, protagoniza su primer hit cinematográfico, “La Ley del Monte”.
El disco de la música de esta película también se convierte en un hit.
A principios de los setenta, Fernández estaba en la cumbre del éxito, produciendo álbumes de altas ventas como “El Ídolo de México”, “El Rey”, “El Hijo del Pueblo”, “La Ley del Monte” y “Para Recordar”, con canciones que se convertirían en parte del repertorio de todos los mariachis.
Viendo hacia el futuro, en 1975 Fernández sube al escenario a su hijo Alejandro, de cuatro años, y cantan juntos por primera vez.
El éxito que lo consagra
En 1976, el compositor Fernando Z. Maldonado compuso una canción en donde describe a un hombre macho que acepta su culpabilidad en una relación sentimental.
El tema quizás era nuevo, pero la canción impactó: “Volver, Volver” se convirtió en otro himno de la música ranchera.
La canción “Volver, Volver” causó un tremendo impacto, convirtiéndose así en un himno más de la música ranchera.
A finales de 1976, la canción rompió todos los récords de venta y se escuchaba en todos los radios de los carros, en todos los estéreos de las casas y en todas las rocolas, al mismo tiempo que cientos de grupos de México, EU y Centro y Sudamérica grababan la canción.
Para entonces Fernández era ya, sin discusión, el nuevo rey de la música ranchera. Esta canción lo convirtió en una estrella internacional y así empezó su inolvidable e impresionante lista de éxitos.
A principios de los 80, los medios de la música, en México, acuñaron un nuevo apodo para Fernández, “El Ídolo de México”, y se le quedó.
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