Diferencias entre lácteos y lactosa
A diferencia de lo que muchos creen, la lactosa no es dañina, se trata de un tipo de azúcar, la principal fuente de energía contenida en la leche de todos los mamíferos. Ser intolerante a la lactosa significa que el cuerpo no puede digerir fácilmente este tipo de azúcar, por insuficiencia de una enzima que produce el intestino delgado llamada lactasa.
La intensidad y frecuencia de los síntomas depende de muchos factores, tales como la cantidad y el tipo de lácteo, edad, genética, o la existencia de otras enfermedades digestivas como cirugía del intestino delgado, infecciones, celiaquía o enfermedad de Crohn.
Las personas con intolerancia a la lactosa se privan de consumir productos lácteos por miedo a padecer las consecuencias, si bien esta condición no es peligrosa, los síntomas (gases, inflamación, náuseas y diarrea) son muy molestos e incluso, algunos de ellos vergonzosos, sin embargo, los productos lácteos son muy nutritivos y no todos contienen la misma cantidad de lactosa.
Lácteos aptos para intolerantes a la lactosa
Existen muchas -y deliciosas- opciones que pueden ser bien toleradas cuando se vive con esta condición, cabe mencionar que la mayoría de las personas con intolerancia pueden consumir hasta 12 gramos de lactosa sin experimentar ningún síntoma.
Mientras mayor sea el contenido de grasa en un lácteo, menor es el contenido de lactosa, así, la crema ácida (37% grasa) y la mantequilla (80% grasa) son dos alimentos que pueden consumirse sin mayor problema.
La leche deslactosada es aquella a la que se le agrega la enzima lactasa para romper la lactosa y convertirla en una leche digerible, dejando una leche con un sabor más dulce que la leche normal ya que se quedan en ella dos moléculas de azúcar (producto del rompimiento de la lactosa).
Los lácteos fermentados como el yogur, el jocoque y el kéfir contienen bacterias que además de ayudar a descomponer y digerir la lactosa, son benéficas para la salud digestiva. Este tipo de alimentos, puede reducir los síntomas de intolerancia entre 54 y 71%.
Por su proceso de elaboración, el contenido de lactosa en los quesos es menor que en la leche. Chilchota, el queso de México, cuenta con una gran variedad de quesos que pueden disfrutar las personas mal digestoras de la lactosa. Algunas opciones son los quesos maduros como el Manchego Sello de Oro, el Chihuahua Lagunero, Port Salut, así como el queso crema, los laminados y los curados.
Los quesos mejor aceptados:
Se derriten más rápido.
Contienen fermentos lácticos.
Son añejos.
Tienen pocos azúcares.
Son elaborados con leche de cabra.
Los quesos frescos pueden llegar a provocar molestias a las personas mal digestoras de la lactosa, por lo que la recomendación es acudir con un profesional de la salud para que le prescriba pastillas de lactasa (la enzima que ayuda a digerir la lactosa) y pueda disfrutar de este delicioso alimento sin los molestos síntomas.
Es muy fácil que se llegue a confundir este padecimiento con otras enfermedades como colon irritable o enfermedad celíaca. Para lograr un diagnóstico efectivo, es necesario realizar exámenes clínicos con un profesional de la salud, y no por simple sospecha.
Contenido de lactosa en algunos alimentos
Producto Contenido de lactosa
Leche de vaca 12 a 13g por taza (240ml)
Leche de cabra 11g por taza
Leche deslactosada 1g por taza
Crema ácida 2g en ¼ de taza
Yogurt 6 a 8g en ¾ de taza
Helado 3 a 6g en ½ taza
Queso crema 1.5g por cada 50g
Rebanada de queso 1g
Queso cottage 3 en ½ taza
Queso gouda 0- 2 g or cada 100g
Queso mozzarella 0- 3 g por cada 100g
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