Ensenada inaugura espacio cultural con el sello del vino mexicano
La Plaza de Santo Tomás impulsa la socialización de la comunidad ensenadense y da testimonio de la importancia del vino en la evolución de la ciudad
La ciudad de Ensenada inaugura su primera calle de uso exclusivamente peatonal, teniendo al vino, eje motor de su vida cultural y económica, como punto medular de esta importante aportación urbanística. Se trata de la Plaza de Santo Tomás, ubicada en la calle Miramar, entre la Sexta y la Séptima, en el centro de la ciudad bajacaliforniana.
Es la primera urbanización de su tipo en esta población; y la idea se remonta prácticamente a finales del siglo pasado, todavía con la gestión de Hugo D'Acosta como enólogo de la bodega. A partir de entonces, se realizaron distintas operaciones tanto por parte de las autoridades municipales como de Bodegas de Santo Tomás y la Fundación Elías Pando para culminar este proyecto que es símbolo del profundo vínculo de esta empresa con la gente de Ensenada, advierte Santiago Cosío Pando, director de la bodega fundada hace 133 años.
La Plaza de Santo Tomás se ubica precisamente en uno de los puntos neurálgicos de la población hace décadas: el perímetro de la antigua bodega y embotelladora de vinos, que diera trabajo a muchos hombres y mujeres de la comunidad, y cuyo movimiento incesante, la euforia laboral en tiempos de vendimia; así como el sonido de los silbatos para la entrada y salida de los trabajadores, marcaran no solo el ritmo de vida de esos empleados, sino también de una ciudad entera cuya vida se regía por los tiempos del vino.
Así, la flamante plaza recupera mucha de la vitalidad de este sitio lleno de historia y lo transforma en una suma de motivaciones para la convivencia, el descanso y el entretenimiento, con un efecto continuo y creciente de socialización, subraya Santiago.
Antiguamente la uva cosechada en los valles de la región se transportaba por carretera hasta las instalaciones de la bodega en Ensenada. Este proceso además de generar costos repercutía directamente en la calidad de la uva, por lo que se optó por su transformación directamente en las zonas de producción agrícola.
La que alguna vez fuera una zona de intensa actividad fabril se ha transformado en una área de restaurantes, locales de productos gastronómicos, bares y espacios culturales. Los antiguos almacenes y áreas de transformación de la uva son espacios donde la pátina del pasado convive con el gusto por el buen vivir que distingue a esta comunidad y que es un patrimonio local que regocija al mundo, con su oferta de cocina del mar, quesos, panadería, cervezas artesanales y, por supuesto, su elogiable oferta vinícola.
"Lo más importante es recuperar y proyectar un espacio de convergencia común para la gente de Ensenada, que es parte intrínseca de Bodegas de Santo Tomás. No podríamos entender la permanencia y la evolución de esta empresa sin la participación de la gente local; es parte de su historia, un elemento esencial del éxito y permanencia de la bodega. Tampoco podríamos entender la identidad y la vigencia de esta empresa sin reflejarnos en este diálogo con la gente, ya que precisamente uno de los motores que nos han impulsado es la responsabilidad y el compromiso con nuestra tierra, con nuestra comunidad", subraya Santiago.
Añade que la definición de la Plaza de Santo Tomás no es un trabajo unilateral, ni establecido solo por algunas partes de la sociedad: su realización es producto de un consenso que incluyó un acuerdo con los concesionarios del transporte público para reubicar las bases y el tránsito de dos líneas de este servicio. El objetivo esencial es brindar un espacio que impulse el turismo cultural, pero que igualmente sea un remanso de descanso, interacción, actividades lúdicas de la comunidad, sin distinción alguna. En especial se trata de una plaza concebida para que las nuevas generaciones aprecien y valoren el patrimonio histórico de la ciudad y lo hagan parte de sus vivencias en el imaginario colectivo.
El área comprende dos manzanas, con edificaciones que en algunos casos datan de 1888, poco tiempo después de la fundación de la ciudad. Destacan algunos inmuebles que mantienen su construcción original en adobe y que fueron parte de las instalaciones de la bodega, además de brindar otros usos en distintos procesos de la historia de Ensenada. Por supuesto reluce el área de embotelladora vieja, que ha brindado servicio para diversas actividades sociales, además de que en su concepto mismo sirve de testimonial de la vida de la ciudad y su intrínseca relación con la evolución de la bodega.
En su consolidación con espacio público de divulgación cultural, el área de la Plaza ha dado la oportunidad de realizar diversas actividades que brindan un sentido de unidad e identidad a la población ensenadense, incluso en los meses de pandemia por Covid19. Una de ellas ha sido, por ejemplo, el festival de cine de verano, en el que bajo estrictas medidas de bioseguridad y con un número controlado de asistentes, se proyectaron películas al aire libre, permitiendo la convivencia con sana distancia, de los pobladores de la localidad.
"Estamos en un espacio que se ha ganado la jerarquía de recinto cultural precisamente a partir de las múltiples actividades que bajo esa línea se han realizado, como exposiciones de artes plásticas, talleres de distintas disciplinas artísticas, danza y teatro; así como la Eno Academia, en la que se realizan diversos cursos y seminarios enfocados a la formación vitivinícola, y que a raíz de la reciente pandemia también se ha desarrollado en el formato digital. Es un espacio vivo por el entusiasmo y la alegría de la gente en celebraciones como nuestra tradicional verbena popular, de acceso gratuito a todo el público. Hoy este espíritu de convivencia se ve reforzado con el espaldarazo oficial a esta plaza como una zona peatonal para disfrutar la cultura de la ciudad en todos los sentidos", explica Jaime Delfín, director del Centro Cultural Santo Tomás.
Uno de los atractivos de este espacio cultural es el rico acervo de objetos, documentos y fotografías relativas a la historia del vino en Ensenada, en particular en torno a esta bodega pionera, que dan cuenta de la evolución de la industria y de la crónica de la ciudad a lo largo de las diversas décadas, incluyendo imágenes del primer enólogo oficial de Santo Tomás, Esteban Ferro, italiano traído a México por el fundador de la empresa, el expresidente Abelardo Rodríguez.
"Esta plaza es el resultado de un esfuerzo colectivo fincado en el optimismo, la disciplina y la energía. Es un espacio que busca preservar nuestra historia y nuestra riqueza arquitectónica y cultural, ya que en ella no hay adiciones y hay una proyección viva de las áreas e inmuebles originales. De igual modo hay un enfoque claro en la promoción de la oferta cultural de la ciudad, enriqueciendo en este sentido la propuesta de turismo cultural que podemos brindar. No olvidemos desde luego que es un espacio dirigido a los ensenadenses, enfocándonos en brindar un área para la socialización, el descanso, la lectura", apunta Santiago Cosío Pando.