Avándaro: 50 años del festival que marco un antes y después en el rock mexicano
Avándaro fue el nombre de un valle en algún lugar de México, hasta el 11 de septiembre de 1971, donde miles de caras, risas, melenas y gritos, llenaron el valle y retumbaron en las montañas.
CIUDAD DE MÉXICO.- El Festival de Rock y Ruedas de Avándaro se concibió como un festival automotriz, el cual sería amenizado con un concierto de rock. Los realizadores se habían basado en Monterrey 1967, Woodstock 1969 e Isle of Wight 1970.
Pero, para la mayor parte de la población en México en 1970, este festival representaba una experiencia que atentaba contra las buenas costumbres y contra la moral, así como una invitación a que la juventud se corrompiera.
Luis de llano ha compartido a través de su perfil de Instagram algunas imágenes de lo que fue el festival más recordado de los 70's, en un pueblo cercano a Valle de Bravo, en el Estado de México, donde se habían realizado una serie de carreras de autos en lo que se conocía como el Circuito Avándaro.
Este recinto gozó de cierta fama durante la década de los sesenta, hasta que en 1969 falleció el piloto Moísés Solana, durante dos años pasaron las carrerasy parecía que el circuito no se correría jamás.
Un joven vio la oportunidad
Fue un joven empresario con influencias políticas quien vio la oportunidad de revivir la gloria del pasado. Eduardo López Negrete, gerente general de la Promotora Go S.A., fue quien gestionó los permisos necesarios para realizar elevento, para lo cual se valió de las buenas relaciones empresariales de su familia con Carlos Hank González, en ese entonces gobernador del Estado de México y cabeza del grupo Atlacomulco.
Entre Eduardo López Negrete y Justino Compeán plantearon reavivar el Circuito Avándaro, pero este último propuso incluir algunos números musicales como preámbulo de las carreras, con la finalidad de generar mayor expectativa.
Vieron la oportunidad de presentar el proyecto a Luis de Llano Macedo y Telesistema Mexicano, quienes de inmediato decidieron intervenir en el juego. De tal modo que De Llano concretó la idea de lo que llamaron Festival de Rock y Ruedas. Más tarde se les uniría David Dragosa como responsable de las carreras de coches.
Originalmente, el festival se llevaría a cabo del 5 al 6 de septiembre de 1971, pero López Negrete cambió las fechas al 11 y 12, ya que Telesistema Mexicano no podría cubrir en Avándaro, porque sus unidades estarían ocupadas en el Estadio Azteca.
El Festival arrancó antes de lo anunciado
Se había previsto que el festival sería inaugurado la noche del sábado 11, pero realmente había iniciado desde antes, cuando desde el jueves anterior iniciaron a llegar pequeños grupos de jóvenes hippies, provocando que para el viernes se congestionaran las carreteras.
El sol pegó con fuerza desde temprano la mañana del sábado. La luz resplandecía sobre el agua que dormía sonre la hierba húmeda del aguacero que había caído durante la madrugada.
A unos 500 metros de lo que sería el escenario, unos cincuenta jóvenes nadaban desnudos en un arroyo y otros invadieron el campo de golf. Hacia las colinas, una congregación de yoguis permanecía en trance bajo la sombra de los duraznos.
El clima parecía benévolo, pero por la tarde volvieron las nubes y el aguacero, aunque nada de esto los incomodó, porque estaban en lo que en ese entonces llamaban “la plena onda pesada”.
Las lluvias no bajaron el ánimo ni de los músicos ni del público; no obstante, entre los pilotos y generó una reacción diferente, ua que los integrantes de la asociación automovilística pensaron en retirarse, pues, según su opinión, la pista resultaría sumamente peligrosa si el tiempo no mejoraba.
Finalmente, a las 16 horas se tomó una medida inteligente en vista de que ya estaban prácticamente sobre el escenario más de cien mil jóvenes; se decidió que el festival diera principio cuatro horas antes para “combatir la ociosidad”.
La locura musical
Para la mañana del sábado ya se sabía que el Circuito Avándaro no se correría. Esto porque el horizonte de expectativa había superado por mucho. Los jóvenes habían llenado el espacio. Se llegó a hablar de más de trescientos mil asistentes, aunque los números aumentaban, pues al ser un espacio abierto era difícil calcular una cifra exacta.
En un momento, el público ya pedía que iniciara el festival, pese a que habían aguantado más de 24 horas del asedio del agua, el hambre, el frío y la resaca; necesitaban un aliciente. Y, ante el reclamo y la rechifla de quienes se habían adelantado a la fecha de la convocatoria, se tuvo que improvisar durante las pruebas de sonido en lo que se conoció como un preevento.
Otras personalidades no programadas tuvieron que entrar al escenario y sacar adelante el evento, el ecologista Carlos Baca dirigió una sesión de yoga desde el escenario; por su parte, el gripo de teatro de la UNAM escenificó la ópera rock, "Tommy", escrita por el guitarrista de "The Who", Pete Townshend.
Además por la mañana tocaron bandas como "La Fachada de Pieda" y "La Ley de Herodes", quienes tuvieron que entrar a escena dadas las circunstancias, pero no estaban programadas.
Los jóvenes invaden Avándaro
Se presume que cien mil chavos o más en plena "onda gruesa" gozaban durante la madrugada intensamente de la música que los grupos dispersaron entre los árboles y los llanos de ese alejado rincón del Estado de México.
Jóvenes con vestimentas estrafalarias, signos de amor, banderines y letreros grandes constituían en panorama multicolor en que los toques y los pasones de onda sumergieron a la "chaviza" en "viajes" acelerados por los ritmos estridentes de los "carnales" que rascaban las cuerdas de sus guitarras.
Entre los tumultos de jóvenes, se hizo notoria la presencia de connotados líderes estudiantiles del 68, Arturo Zama Escalante, de la Facultad de Derecho, recientemente excarcelado; Javier Molina Castro, de Ciencias Políticas; Carlos Thierry Zubieta; Margarita Castillo; Jorge Meléndez y Alejandro López López, directivos estos del Partido Estudiantil Socialista de la Escuela Nacional de Economía de la UNAM.
El famoso Javier Bátiz había declinado la invitación para participar en el evento, ya que tenía programadas otras actividades en el Terraza Casino. En tanto que "La Revolución de Emiliano Zapata" tampoco pudo sumarse a la alineación de Avándaro, pues ya tenía agendado otro compromiso.
Armando Molina fue quien se encargó de armar el programa final con bandas reconocidas (y no tanto) de aquel entonces: El Amor, Bandido, Los Dug Dugs, El Epílogo, Tequila, Tinta Blanca y El Ritual, Peace and Love, Los Yaki, Three Souls In My Mind y I Love Army; sin embargo, los últimos no pudieron llegar por un accidente en el camino, así como La Tribu, que fue sustituida por La División del Norte.