¿El ayuno intermitente realmente funciona? Esto dice la ciencia

CIUDAD DE MÉXICO.- El ayuno intermitente ha ganado popularidad en los últimos años como una estrategia de dieta que promete una serie de beneficios, desde la pérdida de peso hasta mejoras en la salud mental y la longevidad. Sin embargo, la pregunta clave es: ¿realmente funciona? En el canal de Youtube Hiperactina encontramos un vídeo que nos explica a fondo esta tendencia para discernir entre la moda y la evidencia científica.

Diversas formas de ayuno intermitente

El ayuno intermitente implica periodos en los que se evita la ingesta de alimentos, intercalados con períodos de alimentación regular. Puede adoptar diversas formas, como el ayuno en días alternos o el popular ayuno con limitaciones de tiempo, como el 16:8, donde se ayuna durante 16 horas y se come durante una ventana de 8 horas.

Orígenes del Ayuno Intermitente

La historia del ayuno intermitente remonta a 1945, cuando investigadores de la Universidad de Chicago observaron un aumento en la esperanza de vida de ratas sometidas a ayuno en días alternos. Sin embargo, es crucial considerar el estado previo de salud de las ratas, lo que plantea interrogantes sobre la aplicabilidad directa a los humanos.

La investigación ha explorado tres hipótesis principales que podrían explicar los beneficios del ayuno intermitente:

• Hipótesis del estrés oxidativo: Sugiere que el ayuno reduce el estrés oxidativo al disminuir la producción de radicales libres, potencialmente beneficiando órganos y tejidos.
• Hipótesis de los ritmos circadianos: Plantea que el ayuno puede sincronizar los ritmos circadianos de órganos como el hígado, ayudando a regular procesos metabólicos y mejorar la salud.
• Cetosis como mecanismo beneficioso: Al agotar las reservas de glucosa durante el ayuno, el cuerpo entra en cetosis, utilizando la grasa como fuente de energía. Este cambio metabólico podría tener efectos positivos, similar a la dieta keto.

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Aunque existen resultados prometedores en estudios con animales, la evidencia en humanos sigue siendo limitada. La falta de definición clara de ayuno intermitente y la variabilidad en los estudios dificultan la comparación y la obtención de conclusiones definitivas. Además, preocupaciones sobre posibles efectos secundarios y la dificultad de adoptar este patrón alimenticio en la vida cotidiana plantean desafíos prácticos.