La relación entre madres e hijos varones: ¿Cómo puede afectar la vida emocional del hijo?
Explorando la influencia de la figura materna en diferentes etapas de la vida de un hijo varón.
¿Alguna vez te has preguntado por qué la relación entre madres e hijos varones puede ser tan complicada? En este artículo exploraremos esta compleja relación en diferentes etapas de la vida.
La relación entre una madre y su hijo varón es única y puede ser muy diferente a la relación entre una madre y su hija. La presencia de la madre es fundamental en los primeros años de la infancia, ya que es la primera experiencia de amor y lazo que une a la vida.
Sin embargo, la relación entre una madre y su hijo varón puede ser complicada y tener un impacto significativo en la vida emocional del hijo.
Según el psicólogo estadounidense Stephen Poulter, la madre puede ser nuestra primera experiencia de amor, pero dependiendo de cómo se dé ese vínculo, pueden convertirnos en personas más ansiosas, necesitadas, irascibles o depresivas.
Estas características impactan en todos los aspectos de la vida y en la forma en la que nos vinculamos con la propia madre y con los demás. Por lo tanto, es importante que la relación entre una madre y su hijo varón sea saludable y positiva.
Papel de la figura materna en la vida de un hijo varón
La figura materna tiene un papel diferente, hablando generalmente, en la vida de un hijo varón que en la de una hija. El vínculo que se establece con la madre desde la gestación, repercute en cómo se llevarán a cabo las relaciones sociales del niño a lo largo de su vida.
Según el psicólogo infantil Carlos Becerra Rebelo, “el concepto primario entre madre e hijo, no sólo determina la calidad de los vínculos sociales futuros, sino que también la falta de estimulación temprana afecta el buen desarrollo de relaciones emocionales, sociales y cognitivas” .
Infancia
En la infancia, la figura materna ejerce sobre el hijo varón un modelo de lo femenino. En el seno de la familia, el pequeño aprenderá a ver a las mujeres a través de la relación que tenga con la madre y la manera en que ésta le haya permitido o no generar un criterio propio. Así habrá en la relación elementos positivos que le otorguen al niño seguridad emocional, pero también puede haber aquellos que influyan de forma negativa como los celos y el control.
Después de los seis años, el niño comienza a necesitar no sólo el amor, sino también su autoridad y su guía. La función de la madre es darle seguridad en la vida, pero también se debe tomar en cuenta el rol de enseñarle y guiarle en la solución de los problemas que le plantea la sociedad particular en la que haya nacido, según dijo el psicólogo infantil.
Adolescencia
En la adolescencia, la relación entre una madre y su hijo varón puede ser complicada. Los hijos varones pueden sentirse atrapados entre la necesidad de independencia y la necesidad de seguir siendo amados y protegidos por su madre.
La madre, por su parte, puede sentirse desplazada por la creciente independencia de su hijo y puede tener dificultades para dejarlo ir.
Adultez
En la edad adulta, la relación entre una madre y su hijo varón puede ser más fácil. Los hijos varones pueden apreciar más a sus madres y valorar su papel en sus vidas. Sin embargo, la relación puede seguir siendo complicada si la madre sigue tratando a su hijo como si fuera un niño y no le permite ser independiente, lo que podría repercutir negativamente en la vida social de su hijo, en su control emocional y en su manera de relacionarse con su pareja, esperando que lo trate y le de cuidados básicos (hacerle comida, cuidarle su aseo personal, dirigirlo en cada decisión, etc.), como si fuera su madre.
Que la relación sea complicada significa que sea mala
Es importante recordar que la relación entre una madre y su hijo varón puede ser complicada en diferentes etapas de la vida, pero eso no significa que sea una mala relación, ya que así como los hijos están aprendiendo a vivir su propia vida, las madres también están en su propio proceso.
Mientras se haga lo posible por mantener una relación saludable y positiva, el hijo puede ser capaz de desarrollar relaciones emocionales, sociales y cognitivas saludables con otras personas.
Que la madre sea sincera con su hijo respecto a sus propias emociones y dificultades en la relación también puede ser de vital importancia para que desarrolle empatía y comprenda de mejor manera la postura como madre, sin intentar “manipular” sus emociones para “lograr un objetivo interesado”.
No hay madres ni hijos perfectos
Recuerda que no existe la madre perfecta, ni una manera ideal de cuidar y enseñar a los hijos varones a ser funcionales en la vida y en la sociedad para poder dejar de lado las tradiciones conservadoras y machistas; sin embargo, siempre es importante mantenerse informados acerca de las técnicas más adecuadas e implementarlas para abordar la difícil tarea de la maternidad de la mejor manera posible, buscando resultados positivos tanto para la madre como para el hijo.
De igual manera, los hijos, sobre todo los adolescentes y adultos, pueden ser capaces de aprender por sí mismos más acerca de su propio desarrollo emocional y social, sin dejar todo el trabajo a la madre.
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