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¿Puede lo que comemos influir en nuestra salud mental y emocional?

Por un lado, nuestras emociones influyen en nuestros hábitos alimenticios, mientras que, por otro lado, la elección de alimentos puede afectar nuestro estado emocional de manera significativa.

CIUDAD DE MÉXICO.- La conexión entre lo que comemos y cómo nos sentimos es una trama compleja que impacta tanto en nuestras emociones como en nuestra salud mental. Por un lado, nuestras emociones influyen en nuestros hábitos alimenticios, mientras que, por otro lado, la elección de alimentos puede afectar nuestro estado emocional de manera significativa.

La denominada "alimentación emocional" es un fenómeno común en el cual las emociones, como el estrés o la ansiedad, dirigen nuestras elecciones alimenticias. Esta práctica descontrolada puede tener consecuencias perjudiciales para la salud, como se ha documentado en diversos estudios. La manera en que gestionamos nuestras emociones está estrechamente vinculada con nuestros hábitos alimenticios, lo que destaca la necesidad de comprender y abordar esta relación.

La relación entre placer y alimentación se ha explorado, evidenciando que alimentos ricos en grasas y azúcares pueden desencadenar liberaciones de dopamina, generando sensaciones placenteras. No obstante, mantener una dieta equilibrada y saludable de manera constante puede tener un efecto positivo en el estado de ánimo y prevenir trastornos mentales como la depresión.

La emergente disciplina de la "psiquiatría nutricional" ha arrojado luz sobre la relación entre la alimentación y la salud mental. Estudios recientes, como el realizado por la Northwestern University, revelan que una dieta alta en grasas puede alterar los ritmos biológicos internos, afectando el reloj biológico. Asimismo, investigaciones han demostrado que una dieta saludable puede desempeñar un papel crucial en el tratamiento de la depresión, como se evidenció en un estudio que destacaba mejoras notables en pacientes que seguían una dieta balanceada.

El impacto de los alimentos en nuestro estado de ánimo no se limita solo a la prevención de la depresión, sino que también puede influir en aspectos como el sueño y la energía. Reducir el consumo de alimentos con alto índice glucémico, favorecer la ingesta de frutas, verduras y cereales integrales, optar por carne blanca en lugar de carne roja, y incorporar alimentos ricos en ácidos grasos poliinsaturados con Omega-3, junto con hábitos saludables como el ejercicio regular y un adecuado patrón de sueño, pueden contribuir a mantener un estado mental positivo.

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Si bien la psiquiatría nutricional ofrece perspectivas valiosas, es crucial reconocer que la relación entre alimentación y salud mental es solo uno de los muchos factores que influyen en nuestro bienestar emocional. La combinación de nutrición, estilo de vida y hábitos saludables puede ser una herramienta poderosa para cuidar nuestra salud cerebral a diario, aunque no puede considerarse como la única solución. Aunque no podemos controlar todos los aspectos de nuestra salud mental, sí tenemos el poder de influir positivamente a través de nuestras elecciones alimenticias y estilo de vida.

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