Descubre el origen de los raspados en México
Los sabores disponibles son variados, incluyendo opciones dulces, cremosas y hasta picantes.
En los calurosos días de México, no hay nada más refrescante y delicioso que un raspado. Este postre tradicional, que consiste en hielo finamente raspado bañado con jarabes frutales, es un verdadero deleite para los sentidos y un testimonio de la riqueza gastronómica del país. La preparación de los raspados requiere de fuerza en el brazo para raspar el hielo, lo que hace de cada porción una obra de dedicación. Los sabores disponibles son variados, incluyendo opciones dulces, cremosas y hasta picantes.
Los raspados tienen registros históricos desde la antigua Grecia, donde se preparaban con hielo picado y jugo de fruta o miel. La receta se expandió a otros territorios y fue enriquecida por los árabes, quienes añadieron elementos aromáticos. En México, los raspados se popularizaron durante la época colonial.
Hoy en día, los raspados representan una tradición que sigue vigente y apreciada por todos. Cada puesto de raspados es un espectáculo en sí mismo, con bloques grandes de hielo que se raspan al momento para servir en vasos. Los sabores varían desde limón, grosella, guanábana, tamarindo y fresa, hasta opciones cremosas como arroz con leche, nuez o rompope. Dependiendo de la región de México, los raspados pueden tener diferentes nombres, pero su esencia refrescante y deliciosa es inconfundible.
La magia de los raspados mexicanos radica en su preparación artesanal. Un gran bloque de hielo se raspa meticulosamente para crear una base de hielo suave y fina. Una vez listo, se le añade el jarabe frutal que le dará su sabor distintivo. Los jarabes son preparados de manera casera, utilizando frutas naturales y azúcar, cocinados a fuego lento hasta obtener una consistencia espesa. Algunos jarabes incluso incluyen pequeños trozos de fruta, añadiendo una textura adicional al postre.
Gracias a la diversidad de frutas en México, los sabores de los raspados son amplios y cambian según la temporada. Los jarabes pueden ser de grosella, guanábana, tamarindo, y más, cada uno aportando su único toque de frescura. Además, es común encontrar variantes cremosas, elaboradas con ingredientes como leche y nuez, que añaden una riqueza diferente al tradicional raspado.
Para aquellos que disfrutan del picante, es común decorar los raspados con chamoy, miguelito u otros tipos de chile en polvo, proporcionando una explosión de sabores en cada bocado.
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Una de las ventajas de los raspados mexicanos es que están disponibles todo el año, con un menú que varía según las frutas de temporada. Esto asegura que siempre haya un sabor nuevo por descubrir. Ya sea que prefieras disfrutar de un raspado en un puesto callejero o hacerlos en casa, ambas opciones te permitirán saborear este icónico postre mexicano.
Con información de Gourmet de México.
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