Así es cómo los perros detectan nuestras emociones y estado de salud

CIUDAD DE MÉXICO.- Los perros tienen una habilidad extraordinaria para leer las emociones humanas a través de señales visuales y olfativas.

Diversos estudios han demostrado que los perros son capaces de identificar el miedo, la tristeza, la felicidad y otras emociones en los rostros de las personas y en sus expresiones corporales. Aunque no pueden juzgar la bondad intrínseca de una persona, sí pueden discernir cuando alguien es de fiar o no

¿Cómo saben nuestros amigos peludos si estamos bien o mal?

De acuerdo a los especialistas de TV Notas, los seres humanos podemos formar una conexión especial y única con nuestros perros, quienes tienen la capacidad de percibir nuestros cambios de humor con una precisión que supera el 90%.

Alexandra Horowitz, en su libro En la mente de un perro, explica que los perros interpretan el mundo humano a través de las expresiones faciales. Pueden reconocer una cara enojada o triste, aunque a veces no comprendan su significado exacto.

En cuanto a la voz, los perros cuentan con áreas específicas en el cerebro para procesar las emociones transmitidas por nuestra voz, permitiéndoles detectar si estamos enojados o felices.

Su agudo sentido del olfato también juega un papel crucial; pueden identificar cambios bioquímicos relacionados con nuestro estado emocional e incluso detectar ciertas enfermedades.

El lenguaje corporal es otra forma en que los perros perciben nuestro estado emocional. Son muy sensibles a nuestra postura y pueden ajustar su comportamiento en función de cómo nos ven. Cuando estamos tristes o lloramos, es probable que se acerquen para consolarnos.

Si les llamamos la atención, pueden mostrar una expresión de culpa, un comportamiento aprendido para apaciguar la situación. Además, es común que busquen acurrucarse y lamer nuestras manos como señal de afecto y lealtad. Si te traen su juguete favorito, es una manera de invitarte a jugar y mejorar tu ánimo.

El vínculo entre perros y humanos data de hace más de 30,000 años y la capacidad cognitiva de los perros es comparable a la de un niño de entre 6 meses y 2 años.

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