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¿Te gusta ayudar a los animales? Estudio revela riesgo de enfermedades de salud mental

Los veterinarios están entre los profesionales más afectados por problemas de salud mental.

Una investigación presentada en la Asociación Americana de Psicología en Chicago en el año 2019, alertaron que empleados y voluntarios en el campo de la veterinaria tienen un riesgo de sufrir depresión, ansiedad e incluso de cometer suicidios.

También pueden tener lo que se conoce como fatiga por compasión: un sentimiento de indiferencia hacia el sufrimiento causado por el exceso de exposición al mismo.

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De acuerdo a una nota publicada por la BBC, al exponerse constantemente al sufrimiento animal puede llevar a problemas graves de salud mental.

Estresada e impotente: El testimonio de una persona que ayuda a los animales abandonados

Andressa Ciccione, de 29 años, participa en el rescate de animales maltratados o abandonados en Sao Paulo, Brasil.

“Muchas veces estás frente a frente con estos animales y sabes que no puedes salvarlos, y que van a morir”,

Mencionó que la frustración y tristeza que siente al ver a los animales sufrir la dejan sintiéndose impotente y estresada.

Los veterinarios también tener riesgos mayores. Un estudio publicado en el Journal of the American Veterinary Medical Association encontró que, entre 1979 y 2015, la tasa de suicidios entre los veterinarios era entre dos y tres veces y media mayor que la de la población general en Estados Unidos.

Katherine Goldberg, veterinaria de la Universidad de Cornell, se refirió a que este riesgo alto podría relacionarse con demandas profesionales y el entorno en el que trabajan, esto último como eutanasia de animales.

Angela Fournier, profesora del Departamento de Psicología de la Universidad Estatal de Bemidji, analizó el comportamiento de empleados y voluntarios en refugios y centros de rescate. Concluye que exponerse constantemente a: maltrato animal, la negligencia y la eutanasia puede llevar a un gran sentimiento de culpa. Se puede transformar en depresión, ansiedad, insomnio y conflictos en las relaciones personales.

“Los trabajadores del refugio están atrapados en un dilema”, explica Fournier. “Por un lado cuidan de un animal, pero por otro, a veces deben tomar la difícil decisión de acabar con su vida”.