El niño del pozo: Dicen que si te acercas demasiado, no vuelves a ser el mismo (Historia de terror para Halloween)
Aquellos que han pasado cerca de la zona en Tamaulipas, aseguran que un llanto infantil sale de la tierra y les pide acercarse al pozo.
MÉXICO.— En esta temporada “Spooky”, todos empezamos a sacar nuestros adornos más espeluznantes y prepararnos para la llegada de Halloween, una tradición que se popularizó en México y que enmarca uno de los momentos más divertidos y esperados del año.
Es común que, para hacer honor a la temporada, comencemos a preparar maratones de películas aterradoras, lecturas de libros de horror e incluso excursiones a las casas o recintos “embrujados” de las zonas de las diferentes localidades.
Historias de terror
Algo que también es emocionante, sobre todo en grupos de amigos, es situarse alrededor de una fogata, o dentro de una casa con luces apagadas y velas encendidas, para ir, uno a uno, contando historias de terror, ya sean experiencias paranormales que cada quién vivió, leyendas locales o incluso historias que surgen de la creatividad.
Es por eso que, para honrar esta temporada de Halloween, te presentamos una historia de terror que puede sumarse a tu repertorio.
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Hoy, te traemos la historia de “El niño del pozo en Tamaulipas”.
Es importante mencionar que estas historias están sujetas a leyendas populares que cuentan con diferentes versiones, por lo que no debe tomarse como una verdad absoluta, no hay una fuente exacta, y debe abrazarse desde el comienzo el trato con la ficción.
Esperamos que la disfrutes.
El niño del pozo en Tamaulipas
En la tranquila ciudad de Ciudad Madero, Tamaulipas, existe un lugar que pocos osan visitar de noche. Los antiguos residentes conocen bien la historia, pero prefieren no hablar mucho de ella.
Se dice que, en un pequeño terreno baldío, junto a lo que alguna vez fue la colonia Los Mangos, vivió un niño cuyo trágico final dio origen a una de las leyendas más aterradoras de la región: El Niño del Pozo.
El origen del horror
Hace más de cincuenta años, una humilde familia habitaba una casita en las afueras del pueblo, rodeada de vegetación y campo abierto. Entre ellos, un pequeño de apenas siete años, conocido como Juanito, destacaba por su alegría y su curiosidad incontrolable. Sin embargo, esa curiosidad sería la que lo condenaría.
Cerca de la casa, había un antiguo pozo, cubierto con una tapa de madera podrida. Los padres de Juanito le advertían constantemente que no se acercara a ese lugar, pero el niño, atraído por el misterio, no pudo resistirse.
Una tarde de octubre, mientras jugaba solo en el patio, Juanito desapareció. La búsqueda desesperada de sus padres se prolongó durante días, hasta que un vecino sugirió revisar el pozo...
El cuerpo del niño fue hallado en el fondo, su rostro desfigurado y sus manos arañadas, como si hubiera intentado salir durante horas.
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Los ecos de la tragedia
Desde ese día, la familia dejó el lugar, y la casa quedó abandonada. Sin embargo, los nuevos vecinos que se instalaron cerca comenzaron a notar cosas extrañas.
Carmen, una residente que vivía a pocos metros del lugar, asegura haber escuchado una voz infantil llamando su nombre justo a la medianoche.
Al principio pensé que era un sueño, pero luego escuché pasos pequeños corriendo en el patio, y sabía que algo no estaba bien”, relata con una mezcla de temor y nerviosismo.
Otros testimonios incluyen los de Ramiro, quien caminaba junto al terreno una noche de invierno. Ramiro asegura haber escuchado un llanto profundo y angustiante que provenía de la tierra.
Era un llanto que te calaba los huesos, parecía que venía de muy abajo, como si alguien estuviera pidiendo ayuda. Cuando me acerqué al pozo, sentí que algo jalaba mi pierna. Corrí como nunca antes”, cuenta con la voz quebrada.
La maldición del pozo
Los relatos sobre la aparición del niño no han cesado con los años. Quienes se atreven a visitar el sitio aseguran que, si uno se acerca lo suficiente al borde del pozo y mira hacia adentro, puede ver una figura borrosa moviéndose en el fondo.
Se rumora que Juanito nunca dejó el lugar y que, cada octubre, en las noches de luna llena, su espíritu aparece para buscar compañía.
Dicen que el que responde a sus llamados o se asoma demasiado al pozo no vuelve a ser el mismo.
¿Leyenda o realidad?
Aunque algunos insisten en que se trata de una simple leyenda urbana, los testimonios continúan.
El terreno donde alguna vez estuvo la casa sigue vacío, como si nadie quisiera construir allí. Algunos residentes de la zona aseguran que, en noches tranquilas, se puede ver una figura pequeña y descalza deambulando por el lugar. Lo más aterrador, dicen, es que no tiene ojos, solo cuencas vacías que parecen observar a quienes se atreven a acercarse.
Si decides aventurarte en busca del Niño del Pozo, no olvides llevar compañía. Pero, si escuchas un leve susurro o un suave llanto proveniente de la tierra, quizás sea mejor no responder. La curiosidad, después de todo, fue lo que condenó a Juanito.
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