La increíble historia de Derek Pfaff, el hombre que recibió un trasplante de rostro tras un intento de suicidio fallido
Derek Pfaff, un hombre de Michigan, recibió un trasplante facial tras sobrevivir a un intento de suicidio en 2014, cuando sufrió graves daños en su rostro.
MICHIGAN.-Derek Pfaff, un hombre de Michigan, es uno de los apenas 50 personas en el mundo que ha recibido un trasplante facial, un procedimiento extremadamente raro. A sus 30 años, después de una década de lucha, más de 50 cirugías reconstructivas y una serie de desafíos que pusieron a prueba su vida, Derek ha recobrado la oportunidad de vivir plenamente gracias al esfuerzo de los médicos de la Mayo Clinic en Rochester, Minnesota.
La historia de Derek comenzó el 5 de marzo de 2014, cuando, con tan solo 19 años, intentó acabar con su vida tras una serie de problemas personales y emocionales. Después de dispararse con una arma de fuego, casi pierde la vida. Aunque sobrevivió, las consecuencias fueron devastadoras: la mayor parte de su rostro quedó destruido. Perdió un ojo, no podía parpadear, hablar con normalidad, ni comer alimentos sólidos, y tuvo que alimentarse mediante un tubo. Además, perdió el sentido del olfato y de la capacidad para respirar adecuadamente.
A lo largo de los siguientes años, Derek se sometió a 58 cirugías reconstructivas, pero los resultados fueron limitados. “Después de mi última cirugía, el médico nos dijo que ya no podía hacer más, excepto referirnos a un lugar donde realizaran un trasplante de rostro”, comentó Derek. Fue entonces cuando, junto a su familia, decidieron recurrir a la Mayo Clinic, un centro de salud de renombre mundial.
En la Mayo Clinic, el equipo liderado por el Dr. Samir Mardini, cirujano especializado en cirugía reconstructiva facial, realizó el trasplante. La operación, que duró más de 50 horas y fue realizada por un equipo de más de 80 profesionales de la salud, reemplazó el 85% del rostro de Derek con tejido donado. Esto incluyó la piel, los músculos, los nervios y las estructuras óseas de su cara y cuello. Uno de los aspectos más complejos de esta cirugía fue la reconexión de los nervios finos del rostro para restaurar funciones básicas como comer, parpadear y sonreír.
El Dr. Mardini explicó que “la cirugía de trasplante facial no es solo una operación estética, sino que se trata de una operación que da vida. Puedes vivir sin un rostro, pero te pierdes de muchas experiencias de vida”. Para Derek, el trasplante no solo significó una mejora física, sino también una segunda oportunidad para empezar de nuevo.
Tras la cirugía, Derek experimentó una mejora notable en su calidad de vida. Por primera vez en 10 años, pudo sonreír, oler, tragar alimentos sólidos y expresar su rostro de manera natural. El proceso de rehabilitación continuó durante los siguientes meses, con cirugías adicionales para perfeccionar su funcionamiento y apariencia.
Ahora, con un rostro nuevo y una sonrisa renovada, Derek mira al futuro con esperanza. “Este trasplante ha transformado mi vida. Me siento mucho más confiado. Espero poder algún día conocer a alguien, formar una familia”, dice Derek. Además, se ha comprometido a compartir su historia para ayudar a otros que enfrentan problemas similares. Es un firme defensor de la prevención del suicidio y la importancia de hablar sobre los sentimientos. “La gente me cuenta cómo mi historia les ha ayudado, y eso me hace sentir bien. Vivo por una razón, quiero ayudar a los demás”, comparte.
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El procedimiento de trasplante facial no solo ha devuelto la esperanza a Derek, sino que también ha dejado una profunda huella en su comunidad. En Harbor Beach, Michigan, la pequeña ciudad donde Derek creció, era conocido como un héroe local, un joven prometedor con un futuro brillante. Tras su milagrosa recuperación, su historia se ha convertido en un símbolo de esperanza para muchas personas.
A través de este trasplante, no solo se le dio a Derek un nuevo rostro, sino también una nueva oportunidad para vivir una vida plena. La generosidad de un donante anónimo y su familia permitió que Derek, junto con otros receptores de órganos, recibiera este regalo invaluable. Como comenta Lisa, la madre de Derek: “No solo le dieron su rostro a Derek, sino también otros órganos que salvaron vidas, y eso es el regalo más grande que alguien puede dar.”
Hoy, Derek, ahora con 30 años, está listo para comenzar un nuevo capítulo en su vida, y su mensaje es claro: “Hablen con alguien, cuenten cómo se sienten. Yo vivo para ayudar a los demás de cualquier manera que pueda.” Con un rostro renovado y una misión en la vida, Derek continúa inspirando a muchos con su historia de superación y valentía.
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