Entre lágrimas, la reina Isabel II asiste a la misa en memoria del príncipe Felipe
La reina Isabel II <strong>se dejó ver muy conmocionada </strong>en esta solemne reunión en memoria de su esposo
MÉXICO.- La reina Isabel II llegó puntual a la misa en memoria del duque de Edimburgo, quien fue su esposo durante más de 70 años y que falleció el 9 de abril del 2021. La soberana de la casa de Windsor llegó con un elegante coordinado en color verde y cuello negro y dedicó un mensaje muy especial al portar un broche que el príncipe le regaló de manera personal en 1966.
La monarca llegó acompañada de su hijo consentido, el príncipe Andrés, quien recientemente tuvo que pagar aproximadamente 14 millones de euros para que la demanda en su contra por abuso sexual diera carpetazo.
El prendedor conocido como Grima Ruby (también conocido como 'broche de escarabajo') es una obra del artista anglo-italiano Andrew Grima y fue elaborado con oro, rubíes y diamantes, y de acuerdo con reportes de la prensa inglesa, es una de las pocas piezas modernas que forman parte de la colección de la reina. Isabel II completó su look con delicados aretes de perla y diamante que hacía juego con un collar de varios hilos.
El servicio religioso congregó a toda la familia real del Reino Unido, incluidos a los pequeños príncipes George y Charlotte, y a varios representantes de otras casas reales, como Guillermo y Máxima de Holanda, Felipe y Letizia de España, Margarita de Dinamarca y Alberto de Mónaco, por mencionar solo algunos.
La reina llora en la ceremonia
La reina Isabel II se dejó ver muy conmocionada en esta solemne reunión en memoria de su esposo, el duque de Edimburgo, que reunió a cientos de personas en la Abadía de Westminster, donde se casó con el príncipe en noviembre de 1947.
La soberana estaba de pie cuando derramó algunas lágrimas mientras los invitados entonaban "Guide Me O Thou Great Redeemer", escrito por el himnista William Williams Pantycelyn, en el siglo XVII.
La soberana, mamá de Carlos de Gales, del conde Eduardo, de la princesa real Ana y del deshonrado Andrés, se puso de pie para orar apoyada en un bastón por sus problemas de movilidad. La misa duró aproximadamente 40 minutos y ella estuvo sentada, solita, en una de las sillas de Canadá con cojín adicional.
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