Violencia obstétrica: El parto en disputa

ESPAÑA.-Ester Massó Guijarro, profesora Titular de Filosofía Moral en la Universidad de Granada, resalta un preocupante caso de violencia obstétrica en un hospital de Sevilla en 2009, donde una mujer embarazada fue sometida a prácticas deshumanizadoras y una cesárea no consensuada, dejando secuelas.

Tras largas reclamaciones, en marzo de 2023, el Comité de la ONU para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer responsabilizó a las autoridades y abogó por proteger a las mujeres del maltrato obstétrico.

Guijarro destaca que, a diferencia de América Latina, hasta recientemente, en Europa no se había aprobado legislación específica contra la violencia obstétrica, atribuido en parte a la reticencia de la clase biosanitaria.

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Sin embargo, Cataluña marcó un precedente al legislar y crear un Observatorio de Violencia Obstétrica.

La profesora aborda la complejidad de definir la violencia obstétrica y la resistencia de algunos profesionales médicos a aceptar dicho término.

Enfatiza la gravedad de estos actos, destacando la sentencia de 2020 del CEDAW contra España por falta de diligencia en proteger derechos durante el parto.

Señala que la violencia obstétrica no es exclusiva de América Latina y puede surgir tanto por falta de recursos como por exceso de intervención médica.

La inadecuación en la atención del parto, un fenómeno cultural y sociológico, debe abordarse a nivel global como un asunto ético de salud pública que afecta no solo a las mujeres, sino a la humanidad en su conjunto, dice.

Guijarro concluye resaltando la importancia de debatir sobre ética en la salud pública global en relación con la violencia obstétrica.

¿Qué es la violencia obstétrica?

La violencia obstétrica se refiere a cualquier acción u omisión por parte del personal de salud durante el embarazo, el parto y el postparto que cause daño físico, psicológico, verbal o económico a la mujer.

Este tipo de violencia puede manifestarse de diversas formas y puede incluir conductas como la falta de información adecuada, la negación de opciones de tratamiento, el trato deshumanizado, el uso excesivo de intervenciones médicas innecesarias, el menosprecio hacia la mujer, entre otras.

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La violencia obstétrica puede tener consecuencias negativas para la salud física y mental de la mujer, así como para el bienestar del recién nacido. Además, puede afectar la experiencia del parto y la relación de la mujer con el sistema de atención médica.

Es importante destacar que la violencia obstétrica es un problema reconocido a nivel internacional, y diversos países han implementado medidas para prevenirla y abordarla. La promoción de un enfoque respetuoso y centrado en la mujer durante el proceso de atención prenatal, parto y postparto es esencial para garantizar una experiencia saludable y segura para todas las mujeres.

Artículo original publicado en The Conversation