Un experimento para alargar la vida de los perros
La rapamicina es un compuesto inmunodepresor que se utiliza normalmente para evitar los rechazos en los trasplantes, pero en los últimos años también se ha revelado su potencial como elixir de juventud; por lo menos, en moscas de la fruta, gusanos y, sobre todo, ratones de laboratorio, cuya vida se alarga entre un 9% y un 14% con respecto a los roedores que no son sometidos a un tratamiento con esa sustancia.
Y además, envejecen con buena salud, con una menor incidencia de trastornos cardiovasculares y deterioro de la memoria.
Ahora, los científicos que han puesto en marcha el Dog Ageing Project quieren repetir el experimento con perros, como paso previo a un futuro ensayo con humanos.
Los expertos han seleccionado 32 ejemplares de la ciudad norteamericana de Seattle, todos ellos de buen tamaño –parece ser que envejecen más rápido que los pequeños– y con una edad de entre seis y nueve años.
A una cuarta parte de los perros se les administrará un placebo.
Aislada en la isla de Pascua (la rapamicina se llama así por Rapa Nui, el nombre polinesio de la isla), esta sustancia terapéutica generada por una bacteria puede producir efectos secundarios, como el aumento de la glucosa en sangre y unas llagas bucales llamadas aftas, pero el riesgo es mínimo si se administra en bajas dosis.
Los responsables del proyecto confían en que la vida de los perros, que vivirán normalmente con sus dueños mientras se lleve a cabo el experimento, se alargue entre dos y cinco años.
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