Trucos de magia que tuvieron finales terribles
Para que un truco sea perfecto todo tiene que estar estudiado al milímetro, y cuando algo falla, la magia se convierte en un desastre.
Los libros de ilusionismo nos dicen que el concepto de magia abarca al menos dos subgéneros de la ilusión: lo que se conoce como magia escénica y la denominada magia de cerca.
En cualquier caso, siempre se trata de un arte escénico en el que el público se entretiene con trucos escenificados o ilusiones de hazañas aparentemente imposibles utilizando medios naturales. Para que un truco sea perfecto todo tiene que estar estudiado al milímetro, y cuando algo falla, la magia se convierte en un desastre de proporciones imprevisibles.
Además, la magia, siempre entendiéndola como una ilusión, es una de las artes escénicas más antiguas del planeta. Esto significa que si apretamos el botón de la máquina del tiempo hacia atrás, nos podemos encontrar con libros que ya hablaban de trucos en el siglo XVII. Incluso el propio término se remonta a la antigüedad, con griegos y persas que, en un contexto algo más “sobrenatural”, contaban en sus filas con sacerdotes que aplicaban rituales, señores a los que se les denominaba magoi /griego) o magosh (persa).
Sin embargo, si tuviéramos que elegir un momento de la historia donde la magia moderna se estableció realmente como un entretenimiento mundial, con un hombre enfrentándose al gran público en un escenario para hacer creer lo que realmente no es, entonces deberíamos situarnos en el siglo XVIII con la figura de Jean Eugène Robert-Houdin y su teatro de París en el año 1845.
Desde ese momento la magia fue comparable a cualquier gran espectáculo, y a partir de entonces surgieron nombres de grandes magos e ilusionistas: Houdini, Cardini, Okito, Tommy Wonder o los más populares en el siglo pasado y actual como Copperfield, Burton, Blaine o el mismo James Randi.
Junto a ellos, otro gran grupo de ilusionistas a los que la mala suerte, o la terrible preparación de un truco, les llevó a entrar en la desafortunada lista de los trucos de magia que salieron terriblemente mal, tanto, que algunos perecieron en el intento.
Charles Rowan y el coche a gran velocidad
Ocurrió en 1930, y para el mago sudafricano Charles Rowan debía ser otro día rutinario. Rowan se estaba preparando para su truco más especial, aquel que le había dado la fama y que no había fallado nunca. Sin embargo, ese día, antes de salir al escenario, Rowan se encontraba escribiendo una carta de exoneración para su asistente en caso de muerte accidental. Un formalismo, porque no debía ocurrir nada extraño.
El truco: a Rowan le encantaba que su público contuviera la respiración con sus escenas, y había logrado hacerse un nombre escapando de una camisa de fuerza encadenada mientras un auto a 70 km/h se dirigía hacia él. Dicho de otra forma, cualquier pequeño percance por pequeño que fuera sería letal.
Qué ocurrió: Lo que estás pensando. El mago resbaló y no pudo quitarse la camisa de fuerza a tiempo. El vehículo pasó por encima de su cuerpo arrancándole una pierna y provocándole la muerte instantánea. La terrible escena se ha contando en innumerables libros, y el piloto (su asistente), quedó libre de cualquier culpa gracias a la carta que había escrito Rowan minutos antes.
Marcin Poloniewicz y la voluntaria empalada
Ocurrió en el programa en directo Question For Breakfast de Polonia con el mago Marcin Poloniewicz haciendo las veces de Poncio Pilatos con la voluntaria Marzena Rogalska.
El truco: su título original es Hidden Spike, y en el mismo el ilusionista muestra al público una herramienta afilada (generalmente un clavo) que luego esconde en una bolsa junto a otras que están vacías. Como si fueran cartas, el mago las mezcla, y luego el propio ilusionista (o como en este caso, una voluntaria) pasan a romper las bolsas con la palma de la mano descubriendo que la bolsa con clavo ya no está.
Qué ocurrió: todavía hoy nadie entiende muy bien cómo Poloniewicz se atrevió a contar con la mujer para semejante desastre. Marzena Rogalska terminó como Jesucristo. Se sabe que minutos después estaba en un hospital y que el propio programa pidió disculpas públicas por lo sucedido.
El entierro de Joseph Burrus
Joseph Burrus siempre quiso emular a Houdini, y tristemente lo consiguió falleciendo el mismo día de Halloween. La fatalidad del autoproclamado “nuevo Harry Houdini” llegó el 31 de octubre de 1990 frente a toda su audiencia mientras realizaba el truco “escapando del ataúd”.
El truco: Houdini lo convirtió en un clásico. Generalmente el ilusionista se encadena y se mete en un ataúd. Posteriormente el ataúd se entierra y el mago debe liberarse de las cadenas y de su propia tumba antes de quedarse sin aire.
Qué ocurrió: Burrus era ex adicto a las drogas y se encontraba actuando como parte de una obra benéfica para la clínica de recuperación que lo ayudó a superar su adicción. En aquella ocasión no era la primera vez que realizaba el truco, pero sí sería la última.
Al hombre lo encadenaron, lo colocaron en un ataúd de cristal y plástico y lo metieron en un agujero en el suelo. Luego, un camión comenzó a cubrir el ataúd con cemento húmedo.
Todo parecía ir bien hasta que, pasados unos minutos, Burrus parece pedir ayuda porque una de las cadenas lo estaba asfixiando. Lo ayudan, le ajustan las cadenas y vuelve a intentar el truco. Casi en el mismo momento en que el agujero se rellenó con la tierra, el público, plagado de niños, escucho un ruido ensordecedor.
El ataúd se había derrumbado por el peso de la tierra y el cemento. Los rescatistas no pudieron sacar a Burrus a tiempo para salvarle la vida.
El escapista que enterraron vivo
La muerte de Burrus no fue ni mucho menos el último de los intentos por emular el peligroso truco. Sin ir más lejos, hace unos años, en 2017, el escapista británico Antony Britton también quiso emular al legendario Houdini escapando sin ayuda de una tumba con las manos esposadas.
l truco es el mismo mencionado anteriormente, así que vamos directamente a lo ocurrido en Slaithwaite Spa, cerca de Huddersfield (Reino Unido) en el marco del festival Buried Alive.
Britton intentó realizar la versión clásica de la fuga, es decir, esposado y enterrado varios metros bajo tierra (aunque sin un ataúd). El hombre debía liberarse de las esposas y arrastrarse a través de toneladas de tierra pesada. Sin embargo, las cosas comenzaron a torcerse muy rápido. Tal y como le contó a The Guardian:
La tierra llegaba de todas partes encima y alrededor de mí. Me estaba compactando y aplastando. Cada vez que llegaba otro cubo, la cosa empeoraba. Me las arreglé para conseguir un agujero de aire. Recuerdo haber exhalado y debido a que colapsé mis pulmones, el suelo se compactaba en ese espacio, lo que significaba que cuando inhalaba no podía, indica Gizmodo.
Finalmente, y tras nueve minutos de agonía, los asistentes usaron una excavadora y sus manos para sacar a Britton después de que ya no pudieron escucharlo respirar. Britton, a diferencia de Burrus, vivió para contar su entierro.
Tres ocasiones donde atrapar un bala con la boca no fue buena idea
Bajo el nombre de Bullet Catch se encuentra uno de los trucos de magia más arriesgados y mortales que se pueden hacer en un directo. Se trata de atrapar un bala con la boca, y aunque obviamente es imposible que alguien sea capaz de detenerla con los dientes, hacer que parezca real es casi igual de arriesgado.
Posiblemente, el primer registro fatal que se conoce realizando dicho truco tuvo lugar en 1820. La familia DeLinsky, un dúo de magos marido y mujer polacos, llevó a cabo el truco frente a un príncipe alemán y su familia.
Salió terriblemente mal.
La mujer estaba embarazada del primer hijo de la pareja. Para la ocasión, el dúo había provisto a un pelotón de fusilamiento frente a la mujer. Eran seis hombres armados, por lo que debía detener seis balas. El “truco” consistía en que cada soldado debía insertar una carga en blanco en el rifle. Sin embargo, uno de los soldados no lo hizo y la bala impactó en el vientre de la mujer. Perdió al hijo que esperaban y murió dos días después.
Algo parecido le ocurrió a principios del siglo XX al neoyorquino Williams Ellsworth Robinson, más conocido como el artista chino Chung Ling Soo (se hacía pasar por asiático para “impresionar” al público americano).
En su caso, el truco de la bala consistía en una pistola con un segundo cañón secreto. Un miembro de la audiencia cargaría una bala real en el arma, pero lo que realmente disparaba era una carga en blanco del otro cañón.
Le había funcionado sin problemas hasta el 23 de marzo de 1918, cuando olvidó limpiar el arma correctamente. El polvo acumulado causó que tanto la bala en blanco como la real se dispararan simultáneamente. La bala golpeó a Robinson en el pecho y sus últimas palabras fueron frente a la audiencia: “Oh, Dios mío. ha ocurrido algo. Bajen el telón”.
Por cierto, este temible truco también tuvo hace poco al conocido David Blaine como protagonista. Ocurrió en 2016 en un evento en Las Vegas. Apretó el gatillo frente a miles de personas mientras sostenía un protector bucal entre los dientes con una copa de metal para que atrapara la bala.
Sin embargo, cuando la disparó tirando cuidadosamente de una cuerda atada a un rifle, su escudo de goma se hizo añicos y sintió “un impacto” en la parte posterior de su garganta. Vivió para contarlo aunque terminó en urgencias.
La princesa empalada con 10 espadas
Año 2007, la artista japonesa Princesa Tenko estaba en el escenario en la ciudad de Sabae para realizar el denominado Spike Illusion in the Face of Death. La mujer iba a llevar a cabo un truco que hemos visto en innumerables ocasiones en la televisión. Sin embargo, en aquella ocasión iba a terminar en urgencias con varias costillas perforadas.
El truco: de sobra conocido, el ilusionista se mete en una caja para que luego los ayudantes desenfunden un número de espadas y perforen la caja en la que aparente se encuentra el mago. La caja da una vuelta entera para que el público vea que no hay trampa. Luego se sacan las espadas y el ilusionista aparece sin un rasguño.
Qué ocurrió: Tenko sabía que tenía unos momentos antes de que las 10 espadas perforaran sus costados. Sin embargo, no pudo escapar a tiempo durante el espectáculo y las espadas la inmovilizaron dentro de la caja, dejándola con una mejilla y varias costillas rotas. Según su manager, una de las espadas “habría atravesado su ojo derecho si hubiera estado un centímetro más cerca”.
Posiblemente sea una de las artistas más profesionales, cuando finalmente salió, Tenko continuó actuando unos minutos a pesar de las heridas antes de buscar atención médica.
Kirchmeier y la espada de Neón
Podríamos decir que muchos de los magos que tragan espadas no están realizando ningún truco de ilusión. Realmente lo hacen, y cualquier pequeño fallo, aunque sea por milímetros, puede ser mortal.
Ese es el caso del ilusionista Helmut Kirchmeier, quien estuvo al borde la muerte durante una actuación en marzo de 2012 en Reino Unido. Kirchmeier estaba actuando en el espectáculo “Circus of Horrors” y su truco final consistía en tragarse una espada de neón.
La peculiaridad aquí es el material del que está hecha la espada: en esencia, una bombilla de neón que funciona con baterías. Por tanto, la principal preocupación con este truco es que si algo sale mal, puedes terminar con cristales rotos dentro de tu cuerpo.
Por suerte, esto no fue lo que le pasó a Kirchmeier, aunque un error de cálculo le hizo un agujero de 10 centímetros en su tráquea. Como ocurrió con la princesa Tenko, Kirchmeier terminó su acto antes de derrumbarse fuera del escenario.
Por cierto, y al igual que Tenko, estamos ante otro profesional. El desgarro tuvo lugar en una sección de la tráquea que la hizo inoperable, por lo que después de que drenaran la sangre que se había acumulado en sus pulmones, Kirchmeier estuvo convaleciente varios meses. No podía comer ni beber, y durante las primeras semanas ni siquiera podía hablar.
Nueve meses después volvió a los escenarios.