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La curiosa relación del escritor Julio Cortázar con su gato

¿Qué harías si tu gato te abandona?

La curiosa relación del escritor Julio Cortázar con su gato

INTERNET.-La leyenda del gato de Cortázar es una fascinante historia que se entrelaza con la vida del renombrado escritor argentino Julio Cortázar y sus amores felinos. Nos referimos a su gato por temporadas, llamado Adorno.

Cortázar, un apasionado amante de los gatos, conoció a un gato negro en un pueblecito de Provenza llamado Saignon durante sus vacaciones de verano. El escritor lo nombró Adorno en honor a Theodor W. Adorno, el filósofo alemán. Este gato negro con una corbata blanca se convirtió en una presencia constante durante tres veranos en la vida de Cortázar. Sin embargo, al cuarto verano, Adorno no apareció, y el escritor, temiendo lo peor, lo buscó en el pueblo. Lo encontró en casa de la Señorita Sophie, la sacristana de la parroquia, y de ahí surge el título de su relato "La entrada en religión de Teodoro W. Adorno". El gato filósofo, sin embargo, Cortázar no le reclamó y aprendió a quererlo, solo cuando el gato lo dejaba hacerlo. Incluso aunque ya no volviera a él.

Querer a las personas como se quiere a un gato, con su carácter y su independencia, sin intentar domarlo, sin intentar cambiarlo, dejarlo que se acerque cuando quiera, siendo feliz con su felicidad. Julio Cortázar.

El amor de Julio Cortázar por los gatos se originó en su niñez, ya que en la casa de Banfield, donde creció, abundaban estos felinos. Además de Adorno, otro gato especial en la vida del autor fue Flanelle, una gatita a la que amaba profundamente. Cortázar la llamó así debido a la suavidad de su pelaje, que en francés se traduce como "franela". Se cuenta que Flanelle fue sumamente mimada y que inspiró un cuento que alude a este profundo amor en su colección de relatos "Queremos tanto a Glenda".

Dibujo de Ana Müshell.

Además, Cortázar también compartió su pasión por los gatos con su amigo escritor Osvaldo Soriano, quien cuidaba de Flanelle mientras Cortázar y su esposa Carol Dunlop viajaban por Europa y Centroamérica. Soriano también era un amante de los gatos y escribió un cuento llamado "El negro de París", que rinde homenaje a estos adorables animales.

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Julio Cortázar vivió en París durante gran parte de su vida, y su amor por la literatura y la música, especialmente el jazz, lo acompañó siempre. Además de su amor por los gatos, era conocido por su afición por el boxeo. Durante sus viajes, su amor por los felinos era evidente, y siempre tenía uno en brazos cuando no estaba ocupado escuchando música o siguiendo retransmisiones de combates de boxeo.

Hasta su fallecimiento en 1984, Cortázar dejó un legado literario invaluable, y su primera esposa, Aurora Bernárdez, se convirtió en la única heredera de su obra publicada y no publicada. Bernárdez también salvó su impresionante colección de libros en español, que donó a la Biblioteca Nacional de Nicaragua.

La conexión entre Julio Cortázar y los gatos también se encuentra en su obra póstuma "Papeles inesperados", que incluye un cuento titulado "Gatos". Aunque no parece relacionarse directamente con gatos, muestra cómo estos felinos seguían siendo una parte esencial de la vida y la inspiración de Cortázar.

Además de su amor por los gatos, Julio Cortázar fue un traductor de gran prestigio, y su traducción de la obra de Edgar Allan Poe se considera una de las mejores en español. En su obra, Cortázar siempre demostró su profundo aprecio por los gatos y los incorporó en muchas de sus historias, convirtiéndolos en personajes entrañables de su imaginario literario.


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